martes, 9 de julio de 2024

01394 Los Tagliatelle

 CON PESTO


Salvo alguna rara excepción, y esta que traigo en esta ocasión es una de ellas, todas las recetas o alimentos aquí recogidos en este caleidoscopio vital, tienen alguna pequeña historia detrás. No tengo ni la más remota idea de cuándo aparecieron en mi vida las tagliatelle, uno de los más 300 tipos de pasta italiana que se conocen. Solo sé que me gustan, que me resultan muy agradables al comer y, sobre todo, si están preparados con pesto.

Esta pasta, por lo que he podido leer, tiene su origen en la región de Emilia-Romaña. Pertenece a la familia de las pastas largas, es plana, mide entre 8 milímetros y 1 centímetro de ancho, y en España son más conocidas popularmente como tallarines o cintas. Dependiendo de su anchura y otros aspectos, reciben distintos nombres como el fetuccine, más finos, por ejemplo, que el pappardalle, que llama la atención por su tamaño.

Como toda la pasta, los tagliatelle me encantan de cualquier manera. Si son frescos, bastará con un buen chorro de aceite y abundante queso, o con una buena picada de ajo y aceite. Para una prisa son muy socorridos. Pero en esta ocasión, voy a traer una receta que de cuantas he probado, me parece de sobresaliente. Se trata, como digo, de unos tagliatelle con pesto.

Ingredientes para 4 personas: 400 gramos de tagliatelle, 250 gramos de salchichas frescas sin piel, 5 cucharadas soperas de salsa de tomate frito, orégano seco y pimienta negra molida. Para la elaboración del pesto: 6 pimientos del piquillo, 6 tomates deshidratados, 80 gramos de queso de queso ricotta, 2 dientes de ajo, 1 guindilla, aceite de oliva virgen extra, 50 gramos de queso pecorino, sal y pimienta.

Elaboración: Preparar la salsa de pesto. Para ello, trituramos todos los ingredientes que componen la salsa, ayudados de un brazo de cocina, hasta conseguir una crema. Reservar. Freír en una sartén las salchichas sin piel y desmenuzadas con un poco de aceite y cuando comiencen a dorarse la carne, añadir el pesto junto con las 5 cucharadas soperas de salsa de tomate frito. Poner la pasta a cocer y cuando esté al punto, siguiendo las instrucciones del fabricante, incorporarla a la salsa. Remover, intentando que la pasta no se trocee. Espolvorear por encima orégano seco y pimienta molida.

Aunque la receta original no lleva queso rallado para coronar el plato, se puede añadir, si es la costumbre del comensal. Aunque los italianos dicen que es un “pecado”, en casa acostumbramos a incorporar el queso rallado. Perdón. 




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