sábado, 30 de septiembre de 2017

00538 El Chorizo con Patatas Fritas

SOBRAN LAS PALABRAS


Llega el otoño y con él, además de una transición de colores y de ánimo, aparecen también viejos conocidos y añorados de la humilde mesa. Hay un largo listado de estos que supongo irán apareciendo por aquí conforme se antoje el gusto y la apetencia diaria.

Mis invitados hoy son unos viejos conocidos. No necesitan excesiva presentación ni largo mantel. Se combinan bien, se atraen, se quieren y conjugan a la par bien en boca. Son autónomos. Podrían admitir otras compañías dada su particular generosidad. Pero así están bien. Hay ocasiones en las que necesitan estar solos. Hoy no querían más compañía. El uno desprende y la otra empapa y deja que el color engrase su estampa.

Poco más hay que decir. Para la humildad sobran las palabras. Dentro el olor y sabor alegran la nueva temporada. Afuera, el gris del cielo anuncia que algo cambia.

viernes, 29 de septiembre de 2017

00537 El Café Americano

BUENA COMPAÑÍA


Acabo de ver unas fotografías de nuestro reciente viaje familiar a Cerdeña y me he encontrado con unas imágenes en las que aparece un gran vaso de café. Se trata de un café americano, de gran americano, a tenor del tamaño. Supongo que nos haría gracia y por este motivo pasó a formar parte del álbum fotográfico de tan magnífico recuerdo.

Me he quedado mirando las instantáneas para intentar averiguar un imposible. ¿Cuántos cafés americanos habré podido tomar en mi vida? ¿De qué tamaño sería la piscina que pudiera recoger todos esos cafés? ¿En qué momento decidí que esta sería mi bebida de diaria y constante costumbre? Pues no tengo la menor idea. Supongo que serán varios miles de cafés americanos los que habré ingerido desde el momento en el que los descubrí, creo recordar, que en mi joven época bilbaína, siguiendo la costumbre de mi cuñada/hermana Ana, que siempre tenía un termo de café preparado

Sí, soy un hombre pegado a un café americano. De hecho, en estos momentos me estoy tomando uno. La gente se sorprende cuando a la hora del aperitivo pido un café americano. ¿Ya has comido?, suele ser la habitual pregunta. ¿No te apetece más una cerveza? Sí, pero no me conviene. Me encanta la cerveza, pero la dejo solo para contadas ocasiones. Y si se trata después de cenar, ¿Y ya vas a poder dormir con semejante "perolo" de café? Sí, no me costará ni un Padrenuestro.

Me aconsejan que reduzca la dosis. Ya lo intento, pero no hay manera. Solo me faltó leer un artículo que publicó mi amiga Maruxa en su facebook para ayudarme a dejarlo. Hablaba de las bonanzas del café, siempre claro está, tomándolo en correctas dosis. Entre otras cosas decía que,  según últimos estudios científicos publicados, "tomar tres tazas de café al día reduce el riesgo de muerte". No sé, no sé qué decir.

Es un poderoso estimulante, con gran efecto vasodilatador y parece tener un efecto preventivo en la aparición de enfermedades como la diabetes o algunos tipos de cáncer. Por si esto no fuera bastante, la cafeína mejora varios aspectos de la función cerebral, en los que se incluye la memoria, el ánimo, la vigilancia, los tiempos de reacción y la función cognitiva general. Aquí ya vamos mal. De memoria, la de un pez y del resto de beneficios, tampoco ando muy sobrado.

Otras bondades; mejora nuestro rendimiento físico, disminuye la posibilidad de sufrir enfermedades neurodegenerativas, protege el hígado de padecer cirrosis y combate la depresión, amén de otras cualidades.

No sé si todo esto será así. Ni siquiera me lo planteo. Me gusta el café antes de ser conocedor de los estudios científicos,  y más el café americano. Me siento a gusto con él, con su particular sabor y con las cosas que nos decimos.






jueves, 28 de septiembre de 2017

00536 El Cordero con Pimientos Rojos

FIESTA Y REUNIÓN


Guiso aprendido y heredado, con sabor a fiesta, reunión y a cocina vieja. Su olor no confunde, alimenta. Despacio, sin prisa, que el deleite también disfrute en su factura.

Presta ya la cazuela y el aceite. Con las primeras burbujas del dorado líquido y con el cordero salpimentado, lo doramos, que coja color, que se vaya haciendo a su próximo ambiente. Reservamos, que descanse del calor. En ese aceite burbujeante que se doren unos ajos; su presencia siempre es agradecida. Que pasen también los pimientos ya pelados y asados, y que hermanen un par de minutos con los ajos. Que vuelva el cordero a la cazuela y que asome un chorrito de vino blanco con un vaso de limpia agua. A tapar el condumio sobre un fuego bajo durante treinta minutos. Pasado este tiempo, y fuera ya del fuego, que respose, que se remansen cordero y pimientos. Para acompañar, unas patatas fritas, amarillas y crujientes.

Que comience la reunión y la fiesta aprendida de la tradición.



miércoles, 27 de septiembre de 2017

00535 La Iglesia de San Jorge

ALCALÁ DE GURREA


Te he visto muy cambiada. Los dos hemos cambiado desde aquel entonces. Yo ya no soy el niño con flequillo y pantalón corto que jugaba al escondite entre tus muros y que desde tu altura creía ser el amo y señor de todo cuanto se divisaba. Cosas de críos. Y tu,  ya no eres el edificio maltrecho y descuidado por el pasar de los años que yo recordaba. Te veo bien desde la última vez, que por motivos nunca deseados, me acerqué hasta aquí. Contemplo con agrado que se han ocupado de ti para conseguir que muestres el mejor de tus portes.

Créeme, me ha hecho ilusión volver a verte de cerca, que de lejos nunca te perdí la pista. No en vano eres el "sky line" de este pequeño y querido pueblo de recuerdo y vivencia familiar. Cuando nos desplazábamos a Alcalá por la carretera del Canal de la Violada y en lontananza aparecía tu singular silueta, mi madre o yo, uno de los dos, siempre decíamos, "ya estamos en Alcalá". Y aunque aún quedaban unos cuantos kilómetros, sí, estábamos ya en casa de la abuela. La presencia de tu sola, inconfundible y segura imagen nos hacía más corto el trayecto, nos acercaba con seguridad a casa.

El entorno está limpio y urbanizado. Sobre el muro mirador que te flanquea, todavía puedo ver a los "hombres" hablando, en la hora de misa,  de sus cosas, mientras dentro de la iglesia se hablaba de Dios. Un sonido me llega ahora al que acompañan varias imágenes dominicales. Siempre iguales. ¿Te acuerdas?. En torno a las doce del medio día. Baño de domingo en el barreño de Casa Carretero. Tus campanas dan el primer aviso. La abuela Genoveva dándonos prisa. En la cocina olor a guiso. Segundo aviso. Olores de domingo, de perfume y limpio. La abuela se enfada, "como siempre a misas dichas". Peinado y repeinado. Suena ya el tercer y último aviso. A la carrera por la cuesta hasta llegar a la iglesia.

Pero fíjate, si algo permanece en mi memoria tan real y tan próximo como si acabara de producirse hace un instante, fue un episodio que acaeció hace cincuenta y tres años. Acababa de hacer la Primera Comunión. Uno de los regalos fue un reloj de esfera negra y saetero que se iluminaba por la noche. A los pocos días de su estreno, sin saber cómo ni por qué, dejó de funcionar. Lo seguí llevando, como se dice ahora, por puro "postureo". Ese verano fuimos a pasar unos días a Alcalá. Los días transcurrirían entre mis juegos en la era de Fañanás y en la plaza, los dobladillos de la abuela, el "macarrón" para merendar, la idas y venidas al Comercio, mis continuas visitas a Casa Carretero para jugar con Armandito, los paseos con mi madre para "estirar las piernas", tomar la fresca, y como cosa excepcional, "escaparnos" a la iglesia a jugar. Por esos días, si alguien me preguntaba por la hora, orgulloso de mi reloj, lo miraba, aún sabiendo que no funcionaba, y decía en tono muy, pero que muy convincente, "no lo sé, veo que se me acaba de parar". Una tarde, en una de esas escapadas a la iglesia, y a punto ya de anochecer, alguien me preguntó qué hora era. Dispuesto a fingir una vez más, miré el reloj y cuando estaba ya a punto de dictar la consabida frase, observé con asombro cómo el segundero iba recorriendo la esfera. Creo que nunca bajé de la iglesia con tanto aplomo, velocidad y alegría hasta alcanzar la casa de la abuela y contar a mi madre mi buena nueva.

Sí, los dos hemos cambiado desde entonces, no así los recuerdos.

Iglesia de San Jorge: "Sobre el punto más elevado de Alcalá de Gurrea se levanta la iglesia de San Jorge, que estuvo bajo el dominio del Abadiado de Montearagón, y su torre mudéjar dominando las vistas sobre los llanos de La Violada y La Sotonera. La historia de la iglesia de San Jorge se divide en tres fases. Comienza la edificación de la nave principal en el siglo XIII, en estilo gótico, llegando hasta el tercer tramo. Los arcos que articulan las bóvedas góticas se distinguen por su decoración floral. No será hasta el siglo XVII cuando se construyan el resto de los tramos de la nave, el acceso meridional porticado y también la torre en el ángulo sureste. Finalmente, en 1925 se levantaron la cabecera, la sacristía y el crucero. Los diferentes elementos decorativos del exterior y el material utilizado facilitan la distinción de estas tres diferentes etapas.









martes, 26 de septiembre de 2017

00534 No Te Sueño

ESTAMPA MARINERA



No te sueño en noches tapizadas de blanco ni me subo a una escalera para ver tu estela de despedida. Te sueño en el azul de agua, alegre, ilusionado, seducido por un mar inmenso decidido a pedirte su noviazgo.

No te sueño en noches de sobresalto ni en días de tristes cabizbajos. Te sueño jovial, placentero, con voz honesta, de las que no engañan. Mi riesgo es soñarte y que no sea cierto. Nada es casual, todo forma parte de un escenario perfecto.

No te sueño en noches de indiferente insomnio ni me siento polizonte cuando alcanzo tu popa para lograr la fortuna que ansía el abnegado sueño. No soy hombre de mundo, sí mi contemplar de antiguo y de costumbre.

No te sueño en noches sobradas de sueños. Te sueño consciente de saborear tu fascinación sobre el agua. Sin peligro, separando el todo de la nada. Soñando tu navegar y mi cuerpo inundado de plata. Vistiéndome con  tu libertad mientras el aire, galante, musita una canción de certera y acompasada melodía.

No te sueño, estampa marinera. Te miro y acompaño en una impresión que se graba en mis pupilas como un ventanal de vida.





 

lunes, 25 de septiembre de 2017

00533 Los Espaguetis

DE CUALQUIER MANERA


Este tipo de pasta ya ha aparecido en varios momentos por este blog con alguna que otra elaboración. Hoy la traigo hasta aquí en genérico y a pecho descubierto. ¡Qué gran invento este de los espaguetis! ¡Qué divertidos, entretenidos y agradecidos que son! Por cierto, y hablando de inventos, se cree que fue Marco Polo, en uno de sus viajes al lejano oriente, a China, quien trajo de allí los fideos chinos o noodles. No obstante, hay que indicar que en el litoral mediterráneo ya existía la pasta mucho antes de que la trajera de China en forma fina y alargada.

Estoy pensando que no recuerdo a nadie de mi entorno más cercano a quien no le guste los espaguetis. Cada uno tenemos nuestro plato de espaguetis preferido, pero simplemente con un sofrito de tomate y un buen queso rallado, son una delicia. Los italianos, que de esto saben un rato largo, dicen que las mejores recetas de espaguetis son las que se hacen con salsas a base de tomate, de pescado y de marisco. Y estoy con ellos, me remito a los espaguetis con botarga y almejas que en su día escribí ya aquí.

De cualquier manera, este tipo de pasta, como la mayoría de sus primas hermanas, son un buen auxilio en la cocina para los días de "y qué hago hoy" o se presentan huéspedes por sorpresa; allí están los espaguetis para echarnos una mano con su rápida cocción y fácil factura a la hora de servir a la mesa.

Leo que espagueti significa "hilitos o cordones" y que en Italia se comen 28 kilos de esta pasta por persona al año. Se estima que la producción anual de espaguetis en Italia es de 3 millones de toneladas y que la mitad se destina a la exportación. Los tradicionales se elaboran con sémola de trigo duro. En Italia, dependiendo del grosor del espagueti, tiene distintas denominaciones: espaghettini, espaghetti o spaghettoni, oscilando su grosor entre medio y dos milímetros. En cuanto a su longitud, los espaguetis originales, que aún hoy en día se pueden encontrar, son de 50 centímetros, pero al hacerse más complicada su elaboración y distribución, se ha reducido su tamaño hasta unos 25 centímetros de largo.

No sé qué me da que mañana pueden caer entre pecho y espalda unos carbonara, o con mejillones, o al peso, o simplemente con unos ajos y unas cayenas. No sé, no sé.









domingo, 24 de septiembre de 2017

00532 El Castillo de Pau

DE CASTILLO A MUSEO


La localidad francesa de Pau es una de las ciudades que he incorporado a las extraordinarias escapadas familiares. Algún día la pasearé también por aquí. Son muchas las cosas que me atraen de esta tranquila ciudad medieval. Hoy he elegido su castillo; una fortaleza palacio erigida en el centro de la urbe, mirando a los Pirineos sobre un espolón rocoso que domina el río Gave. Un monumento emblemático de Pau cuya evolución ha estado estrechamente ligada al de la ciudad.

 Se trata de un castillo feudal que se fue convirtiendo a lo largo de los siglos en palacio real, imperial y  nacional hasta convertirse en la actualidad en un museo. Con más de mil años de historia, desde la Edad Media hasta el siglo XIX, los siglos han dejado sus huellas en muros y decoraciones. Leo que  la primera mención del castillo "se remonta al siglo XII, pero es probable que fuera edificada ya en el siglo X. Este edificio estaba sin duda rodeado por una empalizada de madera, en bearnés un "pau", término que hubiera dado su nombre a la ciudad". Las estacas simbolizan la fidelidad y la rectitud. En el siglo XII, Gastón IV de Bearne construye tres torres a esta fortaleza llamadas Mazères, Billiêre y Montaseur, en referencia a los pueblos a las que estaban orientadas.


En el siglo XIV el castillo sufre una gran transformación por mandato de Gastón III, conde de Foix y vizconde de Bearne. "Este personaje fuera de lo común pasó a la posteridad como "Gastón Febus", apodo que el mismo había elegido, en referencia a su cabello rubio. Gran noble fastuoso, aficionado a la caza, la música y los libros, hábil administrador y astuto político, fue también uno de los principales protagonistas de una época terrible, la Guerra de los Cien Años". Febus manda construir aquí una torre del homenaje de ladrillo, de treinta y tres metros de altura, grabando la inscripción "Febus me fe", Phebus me hizo en bearnés. "El castillo de Pau, en el que no obstante Febus reside poco, se transforma bajo su reino en una ciudadela inexpugnable".

Las mayores transformaciones se realizaron bajo el reino de Gastón IVde Foix-Bearne. Se coronaron las torres con altos tejados de pizarra, realzaron el edificio sur de una planta y se abrieron numerosas ventanas con parteluces de piedra coronadas por tragaluces simples que todavía hoy se pueden observar en el edificio norte. "Por su matrimonio con Leonor de Navarra, Gastón IV permite a los condes de Foix llevar la corona real; su nieto Francisco Febus será rey de Navarra en 1480. Además, fomenta que Pau sea capital del Bearne y en 1512, cuando Catalina de Navarra y su esposo Juan de Albret fueron expulsados de Pamplona y se replegaron en sus territorios franceses, encontraron naturalmente refugio aquí". Convertido en Palacio Real, el castillo de Pau pierde su vocación defensiva y se abre a las innovaciones arquitectónicas de la época". Sería bajo el reino de Enrique II de Albret y de su esposa, Margarita de Angoulême, hermana del rey de Francia, Francisco I, cuando se acelerarían las transformaciones: cocinas, escalera, patio de honor con medallones esculpidos, balcón de ala sur para disfrutar de la vista de los Pirineos...  Marcaron el lugar de sus iniciales, presentes sobre las paredes y los techos, y que se veló a conservar en el curso de las restauraciones. "El Palacio Real modernizado, será mejorado con extraordinarios jardines, bajo el reino de Juana de Albret y de Antonio de Borbón. Fue en esta fastuosa residencia que nació su hijo, el futuro Enrique IV, el 13 de diciembre de 1553". "Enrique IV de Francia se tomó la molestia de nacer allí, y la historia hizo el resto. La fama de este rey, mecido de niño en un caparazón de tortuga conservado por los bearneses a través de las vicisitudes de las revoluciones, dio al castillo, que no lo vio ni crecer ni morir, un gusto particular, y el buen derecho a reclamarles los honores debidos a los que dan a luz a los hombres notables".

En octubre de 1620 el castillo es escenario de un acontecimiento esencial en la historia del Bearne: la llegada a Pau del rey Luis XIII que hace registrar un edicto que fija la integración del Bearne y de Navarra al reino de Francia y ordena llevar a París parte del mobiliario de gala y de la colección de pinturas que todavía se encontraba allí. Desde que  se fue Enrique IV, se asignó la custodia del castillo a gobernadores.

"El castillo de Pau se preserva de la demolición bajo la Revolución Francesa "como un homenaje rendido por la Nación a la memoria de Enrique IV. No obstante, fue asignado al alojamiento de las tropas a partir de 1792, e incluso momentáneamente se le da otro nombre "Los Cuarteles". Por falta de matenimiento, se encuentra en un estado lamentable, cuando Napoleón I llega a Pau el 22 de julio de 1808, con la emperatriz Josefina. El emperador no llevará a cabo sus proyectos de restauración del monumento, ni tampoco los Borbones al volver al trono de Francia en 1815".

Luis Felipe I, rey de los franceses, decide emprender la completa restauración del palacio. A partir de 1838, todos los gremios profesionales se activan durante diez años, para devolver el lustre al viejo castillo de Enrique IV. Luis Felipe, exiliado a Inglaterra, jamás pudo permanecer en este lugar, en el que recibió la visita de Napoleón III. A él se debe el pórtico estilo Renacimiento por el cual se entra y que lleva las iniciales de la pareja real de Navarra, el inicio del castillo moderno.

"Tras la caída del Segundo Imperio en 1870, el castillo de Pau sigue manteniendo durante unos años su vocación de residencia de prestigio, pasando a ser un palacio nacional para el uso de los presidentes de la nueva república".

Actualmente es un Museo Nacional que protege las obras vendidas y difundidas desde la época de Enrique IV y sobre todo en el momento de la restauración operada por Luis Felipe.






jueves, 21 de septiembre de 2017

00531 Los Paisajes Amigos

GUIÑOS TRANQUILIZADORES


Resulta curioso comprobar como un paisaje, tras mucho transitar, es capaz de disipar temores, convertirse en un buen aliado y hasta con el tiempo, regalarte su amistad. Lo he podido comprobar y corroborar en los últimos meses en mis idas y venidas laborales.

En aquellos primeros días hubo preocupación, zozobra, inquietud, desasosiego, inseguridad y algún que otro miedo. Fantasmas que me persiguen cuando en mi vida se produce algún cambio inesperado. En mis iniciales trayectos la cabeza no paraba de barruntar, de cuestionar y de ponerme a prueba día sí y día también. Hacía mucho tiempo que no recordaba lo que era cansarse de uno mismo. Y entre castigo y pensamiento, un paisaje se abría ante mis ojos cada día para lanzarme guiños tranquilizadores que no tardaron mucho en surtir efecto. Horizonte, camino y un verde intenso y esperanzado,  pronto pasaron a formar parte de mi recreo y a relevar a mis otros pensamientos. Pronto el paisaje dejó de emitir guiños para dar paso a la palabra no pronunciada, pero sí interpretada. Pronto el paisaje se adueñó de mi imaginación para pasear por sus verdes campos,  caprichosos torrollones y bailes de agua. Pronto los dos, paisaje y yo, comenzamos a hablarnos sin mediar palabra.

Han pasado ya algunos meses desde aquellos primeros días. El paisaje monegrino sé que cada día me espera y él, sabe que yo cada jornada ansío el encuentro con el amigo que aprecio.



miércoles, 20 de septiembre de 2017

00530 Las Flores de Queso

LA GIROLLE


Si, como ya ha quedado escrito en este caleidoscopio vital, me gusta a rabiar el queso y me encantan las flores... está claro que por fuerza me tienen que gustar las flores de queso. Y así es, me chiflan este tipo de flores. Me parece muy sutil tomar queso con esta presentación. El sabor del lácteo se aprecia y saborea más. Me comería ramos, centros de mesa enteros.

He curioseado acerca de su origen. En el siglo XII, unos monjes benedictinos instalados en la Abadía de Bellellay, perteneciente a la comuna Suiza de Saicourt, con el objeto de aprovechar la abundancia de leche de vaca del verano para los meses de invierno, comenzaron a elaborar un tipo de queso que siglos después se popularizaría con el nombre "Tête du Moine", cabeza de monje, por su parecido al raspado con la tonsura monacal.  El descubrimiento de la técnica del raspado habría que buscarlo en una picardía de los religiosos. Para que sus continuas incursiones nocturnas a la despensa no se notaran en exceso, en lugar de cortar el queso, lo raspaban.

En el siglo XVIII, la invasión de las tropas revolucionarias francesas llevó consigo el desmantelamiento de la abadía. A partir de aquí, el queso comenzó a elaborarse en queserías de la zona y fue en ese entonces cuando adquirió el nombre de "Tête du Moine".

No obstante, el momento clave para esta variedad de queso llegaría en el año 1981, cuando Nicolás Crevoisier creó el aparato de corte que lo lanzó a la fama: la girolle.  Crevoisier era un mecánico de precisión que trabaja en la industria relojera. Cuando esta entró en crisis, dedicó sus esfuerzos a inventar un aparato que facilitara la tarea de raspar el "tête du moine". Con anterioridad se habían fabricado algunos artilugios un tanto estrambóticos, pero poco efectivos. Crevoisier dio con la solución definitiva "al atreverse a clavar la cabeza de monje sobre un eje, acción poco respetuosa con la religión y con los cerebros monacales de la época. Se cuenta que fue un éxito rotundo, con ventas cercanas a los 3 millones de unidades y un brutal efecto potenciador del consumo; en poco tiempo se pasó de producir 200 toneladas de queso a 2.000.

La girolle es un instrumento que consta de una base con unas pestañas que se clavan en el queso, una guía central con un brazo afilado que gira sobre la superficie, sacando raspaduras muy originales en forma de clavel.



martes, 19 de septiembre de 2017

00529 La Ensaimada de Mallorca

Y LA OTRA, TAMBIÉN


Por la puerta de casa ha entrado una gran ensaimada, en su blanca caja de cartón, recuerdo de Mallorca. Ni sé los lustros que hace que no sabía de su sabor. Igual cuarenta años, de cuando estuve con mi madre en esa preciosa isla visitando a un hermano que cumplía allí su servicio militar obligatorio. Puede que en alguna ocasión más cercana en el tiempo degustara bocado. Rebusco en mi memoria y algo me quiere decir, aunque no acabo de visualizar el momento. Sí en cambio,  recuerdo esas tres ensaimadas rellenas de cabello de ángel, unidas por un cordel para mejor viaje, que nos trajimos a la península para obsequiar a la familia.

Esta que ha entrado por la puerta de casa no estaba rellena. He echado en falta el almibarado cabello de ángel, pero estaba rica y sobre todo, después de escuchar los avatares hasta comprarla de quien la ha traído. Si estaría buena que ha durado un visto y no visto en la caja. Suave, dulce en su justa medida, tierna y deliciosa.

Mientras la ingería me ha venido a la memoria esa otra ensaimada rellena de nata que en mis tiempos de infancia, como premio a alguna bondad, me obsequiaba mi madre o las adolescentes amigas de mis hermanos en la Granja Anita de Huesca. Recuerdo que eran unas ensaimadas de las de relamer. Nada de comer a bocados. Primero había que relamer la generosa blanca nata que sobresalía de entre las tripas de la dorada y horneada masa. Y su olor, un penetrante olor a leche azucarada que en ocasiones, al paso de alguna heladería o pastelería, reconozco como si el recuerdo que narro hubiera pasado  hace un rato. Esas sí que ya no las he vuelto a probar más. Benditos recuerdos.

Siento curiosidad por conocer el origen de tan afamada ensaimada de Mallorca y esto es lo que leo: "Las primeras referencias escritas de este popular postre se encuentran en documentos del siglo XVII. Fue toda una revolución encontrar indicios de ensaimadas en ese periodo histórico, ya que el destino común de la harina de trigo era el pan y no los postres".

La primera vez que se encuentra escrita la palabra ensaimada es en un "receptari" compuesto por 139 recetas del fraile Jaume Martí Oliver. También aparece en el libro del Archiduque Luis Salvador sobre las tradiciones mallorquinas "Las Baleares por la palabra y el grabado". En esta obra se describe la ensaimada como "una pasta típicamente mallorquina, que acostumbran a tomar las clases media y alta en el desayuno o merienda o como postre en el almuerzo".

La auténtica ensaimada mallorquina cuenta desde el año 1996 con la Denominación específica y desde 2003, con la Indicación Geográfica Protegida.








00528 Cuando la Luz se Abre Paso

INESPERADO HUÉSPED


Hubo un tiempo, hace muchos calendarios ya, que me inquietaba. Su visión me producía escalofríos y sin saber por qué, conseguía, sin yo ser consciente, que me recogiera como un ovillo. Pero con todo, el fenómeno natural, lejos de que me resultara indiferente, ejercía sobre mí una atracción especial. A pesar de la inquietud y del escalofrío que me atenazaban, mis ojos siempre buscaban un hueco entre mis dedos para contemplar tan magnífico espectáculo. Supongo que en mi zozobra algo tendrían que ver algunos libros de esa época infantil y la presencia ilustrada de  un enorme ojo que desde el cielo todo lo vigilaba y controlaba.

Ahora, cuando la luz se abre paso entre grises y un cielo apesadumbrado, no puedo dejar de sonreír  a aquel niño asustado ante tamaña demostración de fuerza vital y cálidas sensaciones. Más allá de la espesura de los días hay luz. Solo se precisa esperar, permanecer esperanzado a la llegada de su presencia. Llegará sin previo aviso, como el inesperado huésped que llama a tu puerta por sorpresa y lo ocupa todo solo con su trazada figura.

Ya no temo a la luz desparramada caída desde ese cielo que no alcanzo. Ya solo me sobrecogen los días sin esperanza.