CALAMARES REBOZADOS
Dicho lo dicho, cuando estoy de bajón, y cuando me da, me da de pleno, intento que no se prolongue demasiado en el tiempo. En ocasiones me dura en exceso y no me aguanto. Llegado el momento extremo, y cuando me recuerdo que por más vueltas que le de a la boina, el pirulo siempre queda en el centro, es cuando echo mano de mis estrategias para salir del agujero en el que ando metido. Unas veces me autoengaño, otras me busco algún quehacer sin importancia o simplemente recurro a determinados alimentos, que me quitan el desaliento en un santiamén. Son mis alimentos "quitapenas". Tengo un largo listado: croquetas, mejillones, tostadas con aceite y sal, patatas fritas, galletas con mantequilla y mermelada, cualquier fruto seco... y los calamares rebozados. Estos últimos, me quitan las penas y el desánimo en un visto y no visto. No sé que tienen, que producen en mí un efecto trampolín. Y es que solo verlos, ya me alegran el espíritu.
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