domingo, 6 de diciembre de 2020

00934 El Timbal de Guacamole y Salmón

VISUAL Y ENTRETENIDO


Soy de los convencidos de que la comida entra por los ojos y que la cocina diaria no tiente por qué ser aburrida y monótona. Así me lo ha ratificado este timbal de guacamole con salmón que hoy traigo hasta este variopinto blog.

La culpa de esta vistosa propuesta gastronómica la tienen unos restos de salmón a la plancha que llevaban en el frigorífico un par de días. Había que comerlos ya. La opción más sencilla era sacarlos a la mesa tal cual con un previo "golpe" de microondas. Pero cuando mi decisión parecía estar ya tomada, vi dos hermosos aguacates que comenzaron a proporcionarme sugerencias encaminadas a enaltecer los solitarios restos de pescado. Cualquiera de las que pasaron en ese momento por mi mente podía servir. Finalmente me incliné por un timbal, una forma de presentación que me encanta, de guacamole y salmón.

Comencé por elaborar un sencillo guacamole casero a base de aguacate, cebolla, tomate y zumo de limón. Es cuestión de picar muy fino la cebolla y el tomate, agregar el aguacate a dados y ayudados de un tenedor o en el mortero, obtener una pasta. Finalizamos añadiendo zumo de limón y sal al gusto.

Obtenido el guacamole, solo resta introducir la pasta en un molde en forma de cilindro corto y completar la faena con unas lascas de salmón aderezadas con pimienta negra molida y unas gotas de aceite de oliva virgen. Una hora en el frigorífico y listo para desmoldar y servir.

Bastan apenas veinte minutos de dedicación para hacer de lo cotidiano algo entretenido y que lo monótono sea un flechazo para la vista.






miércoles, 2 de diciembre de 2020

00933 El Yogur Con Membrillo

 PEQUEÑA GRAN DELICIA


En algún otro momento de este caleidoscopio vital ya he comentado que una de mis cenas favoritas es el membrillo con queso. Sin más complicaciones y a disfrutar del sabroso momento. Para esta combinación apuesto por el queso fresco o un manchego semi curado. Manías. En cuanto a la carne de membrillo, la que para el otoño elaboramos en casa y que nunca sale igual,  pero que siempre me parece deliciosa. De momento y después de bastantes años preparándola, todavía no hemos tirado una a la basura.

Cuando digo que la carne de membrillo que elaboramos en casa nunca nos sale igual, me refiero sobre todo a su textura. Desconozco el motivo, pero tan pronto conseguimos una carne dura de cortar, como a mí me gusta, como blanda para untar, que a decir verdad, tampoco me disgusta y que aprendí a valorar en su justa medida hace algunos años ya, tras probar en tierras cántabras un exquisito e inolvidable yogur con membrillo. Así que cuando esto sucede, que después de vueltas y vueltas al membrillo en el fuego, casi hasta la desesperación, sin conseguir la textura apetecible y deseada, lejos de despreciar su resultado, envasamos el dulce membrillo como si tal cosa a la espera de que llegue a casa un buen y cremoso yogur natural artesano.

La pequeña gran delicia está servida.