lunes, 30 de abril de 2018

00673 Las Aceitunas Rellenas

LO QUE SON LAS COSAS

He aquí una pequeña e insignificante contradicción, que unida a varios bastantes defectos, me otorgan el papel de humano. Me explicaré a modo de recordatorio. Ya he comentado en alguna ocasión que solo había dos alimentos con los que no podía: las cerezas y las aceitunas con hueso. Con las primeras me congracié hace ya algún tiempo y han pasado a formar parte de  la categoría de "me gustan".  Pero con las que no puedo, a pesar de que lo he intentado reiteradamente, son con las aceitunas con "casco". Cuando las he probado me han dado arcadas. Y es el hueso, que no puedo con él. Pero curiosamente, en la misma tesitura se encontraban las cerezas y ahora me pirran.
El sabor de la aceituna negra, me encanta. La olivada me vuelve loco. Me comería kilos y kilos. Vamos, que un bote cae en una sentada. Y lo mismo me ocurre con el sabor de la aceituna verde. Me fascina. Un bote de aceitunas verdes rellenas de anchoa o tal cual, sin hueso, me dura un abrir y cerrar de ojos. Y ya no digamos si las atravieso con un palillo para acompañarlas con unas anchoas en aceite o unos boquerones en vinagre. De auténtica batukada.

Siempre pensé que mi enemistad estribaba en el hueso, pero mi gusto por las cerezas desmonta mi personal teoría al respecto. Así que tendré que seguir investigando el caso. Tiene que haber algo que no alcanzo a controlar. Pero hasta que ese momento llegue, seguiré disfrutando de ellas, pero sin hueso.




00672 El Salto de Roldán

SAN MIGUEL Y AMÁN

Desde siempre me ha fascinado este bello y extraordinario paraje que se abre como una puerta al Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. Tantas veces mirado, fotografiado y en alguna ocasión de atrevimiento pintado. Paisaje de leyenda y con leyenda.

Cuentan que cuando Roldán, al mando de la retaguardia del ejército carolingio, se retiraba hacia Francia, hostigado desde el sur, fue rodeado en la peña de San Miguel. Roldán entonces, para liberarse de sus perseguidores, espoleó a su caballo que, de un salto, alcanzó la peña de enfrente, la de Amán, sorteando el abismo que las separa, dejando marcadas sus huellas en la propia roca.


Mi mirada ahora es diaria, de ida y de vuelta. Lejanía y proximidad siempre bella; de hasta luego y bienvenida. De color cambiante; desde el disimulo hasta la luz perfecta de ensueño y embrujo. Referencia de un punto y seguido, de dos guiños al amanecer y de dos luceros cuando cae la tarde.

No son mallos verticales capricho de la naturaleza. Son dos rocas que palpitan un decir y hasta un cantar, allá en la callada Sierra de Guara.


viernes, 27 de abril de 2018

00671 ¡Marchando una de Rabas!

EN CUALQUIER MOMENTO

Con solo escuchar la frase se me alegran el alma, el ánimo y hasta los jugos gástricos. Y ya, cuando las pruebo, la vida empieza a tener otro sentido. Veo las fotografías y me lanzaría ahora mismo a por un buen plato de ellas, pero las de mi hábitat natural, aquí calamares, sin menos precio alguno, no es la misma cosa como estas rabas norteñas. Creo recordar que estas son de Castro Urdiales.

Un plato de buenas rabas me parece algo, en su sencillez, delicioso y alentador. Un quita penas infalible, la apoteosis de un aperitivo o el capricho de cualquier comida. Pero como todo para que esté bien, hay que saberlos hacer. Y de esto, por las tierras norteñas son especialistas. Especialmente me encantan aquellas cuyo rebozado se escucha en la boca. Nunca he preguntado cómo se consigue. Me lo puedo imaginar, pero no compartiré mi opinión por si acaso digo alguna barbaridad.

Como afortunadamente no tengo otra cosa que hacer en esta tarde, la he dedicado a indagar entre la diferencia entre calamar y raba, así como por el origen de tan fantástica forma de elaborar el susodicho cefalópodo.

A modo de resumen. En una publicación del Diario Montañés, firmado por Antonio Martínez Cerezo, se indica lo siguiente: "En la prensa decimonónica abundan los anuncios que informan al personal de la llegada a puerto, plaza o mercado, de partidas de rabas procedentes de los gélidos mares situados al norte del norte de España. A este tipo de producto, llegado en barriles y expendido a granel como cebo para pescar sardinas, hace referencia el DRAE en la única acepción que al vocablo reconoce, definiendo raba como «cebo que emplean los pescadores, hecho con huevas de bacalao». Y de la raba que a diario se picotea en los mesones y restaurantes de Cantabria la Academia no dice ni pío

En punto y seguido se indica lo siguiente,  "Que raba sea femenino de rabo no es dislate. El pulpo tiene ocho patas. Que por patas son rabos. Y por rabos, rabas. Tal apreciación tiene un sustantivo precedente literario. En La Leva (1864), Pereda sitúa en la balconada corrida de un humilde barrio de pescadores a la mujer del tío Bolina, padre del Tuerto, clavando unas rabas de pulpo en la pared del balcón para que se oreen. De manera que rabas y de pulpo".

En cuanto a la diferencia entre calamar y raba, no acabo de encontrar la razón precisa. Hay quien hace el distingo según la costumbre de denominación en una u otra zona del país. Quien distingue el calamar de la raba por la forma de presentar el producto; si son en aros es calamar y si es a tiras las denomina rabas, y quien, de forma ya más exquisita, solo admite el término raba cuando se trata de las patas del pulpo. 

Enfín, sea como fuere, ¡Marchando una de rabas! siempre y en cualquier momento.

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jueves, 26 de abril de 2018

00670 Los Mercados de Flores

COLOR Y OLOR



En la misma proporción que me gustan los mercados municipales de abastos me encantan los de flores. Afortunadamente, de momento, no soy alérgico a flor alguna, así que entre ellas me encuentro fenomenal. Sus colores, olores, belleza, variedad, disposición y todo su conjunto me atraen de forma especial. Siempre que me topo en alguna ciudad o pueblo con alguno de ellos, tras un pausado y feliz paseo, acabo diciendo lo mismo, "me las llevaría a casa todas".

Se me antojan escenarios donde nada negativo puede pasar. Es como traspasar una línea de dichosa calma y pulcritud. A diferencia de otro tipo de mercados, estos son claros y silenciosos. Los otros, no digo que su bullicio no tenga su aquel, pero estos, los de flores y plantas, me resultan tan armoniosos y bellos que solo puedo rendirme ante su presencia.

Rara es la vez que en ellos no descubro una flor nueva y si no es así, aunque las tenga vistas, me siguen pareciendo excepcionales. En algún momento de este blog ya comenté que no me gusta absolutamente nada ir de tiendas ni mirar escaparates; me agota y acaban con mi paciencia. Pero en este caso, el tiempo no tiene medida y el disfrute no sabe de cansancios.

Sí, me gustan los mercados de flores y de plantas. Me relajan y hacen que me sienta bien. Me alegran la vista y en ocasiones, hasta el corazón.

martes, 24 de abril de 2018

00669 Las Tapas Como Bodegones

IRRESISTIBLES


Habíamos comido como auténticos lechones. Sobremesa larga y una vuelta para "bajar" todo lo que se pudiera,  hasta que el habitual agujero del cinturón recuperara su protagonismo, cedido  a un orificio vecino.

El paseo resultó agradable, pasear por Bilbao siempre es agradable, hasta que el agua de lluvia, como no podía ser de otra manera, nos invitó a recogernos. Era pronto en la tarde noche, así es que decidimos tomar una caña en un establecimiento que querían mis hermanos que conociéramos por su originalidad decoración. Y alli que nos fuimos. Pedí para variar un café americano que tuve que cambiar por una caña tras la invitación de mi hermano a que me asomara a la barra. Sobre una tabla de teja negra se exponían dos tapas que me parecieron dos bodegones.

Mis ojos se quedaron prendados de su colorido, contenido y presentación. De mi estómago quería salir una voz para decirme, "no te atreverás, no hagas lo que estoy pensando". Me fijé atentamente en ese pan de cristal ligeramente bañado en tomate y sobre el que descansaban unos pimientos asados cortados en finas tiras y acompañados de dos buenos lomos de boquerón en suave vinagres y unas anaranjadas, aperladas y refrescantes huevas de trucha. Examinada la pieza,  me pareció oír de nuevo esa voz interior, "no, no lo hagas; basta por hoy". No me pude resistir. El arte nunca puede caer en la indiferencia. Gustará más o menos, pero nunca caer en manos de la indiferencia. Y este, me atrapó.

El establecimiento en cuestión lleva por nombre "El Origen" y se encuentra junto al parque Doña Casilda y el Museo de Bellas Artes de Bilbao. El lugar resulta muy acogedor. Una cascada de agua te da la bienvenida. Bien de precio para una grata y acogedora estancia.



lunes, 23 de abril de 2018

00668 Imaginar Caras de Felicidad

INUSITADA ALEGRÍA

Mi Iphone me transmite que de memoria va justito y que espabile, que le libere de imágenes, videos, y si es posible, que elimine alguna que otra conversación de was. Vamos, que en cualquier momento me dirá directamente que pasa de mí. Así que voy a ser obediente y dedicaré unos minutos a ello.

Empiezo por el was, y sí, es verdad, tiendo a eliminar pocas conversaciones. Esta, esta, esta otra, y un par de grupos bien activos. En cuanto a los vídeos, muchos de ellos ni los he visionado. Algunos son muy largos, "vídeos pereza", así los llamo. No dudo de su calidad, ni de su contenido,  ni de su puesta en escena, ni de su mensaje, pero no encuentro nunca esos tres, cuatro e incluso cinco minutos para prestarles atención. Lo siento, pero "sí deseo eliminar este vídeo".

Ya por último, las imágenes. Hace poco hice limpia y no sé cómo, vuelvo a tener 2.093. Las descargo al ordenador y desde aquí haré la selección. Mientras van pasando reconozco encuentros familiares, el fin de semana en Escalante, Cantabria, unos huevos fritos, chistes y memes, paseos por la Sierra de Guara, otros huevos fritos, playas, acontecimientos profesionales en Sariñena, viajes recientes de amigos, elaboraciones gastronómicas, más huevos fritos, nevada en Huesca y Los Monegros, plantas y flores, y sí, más huevos fritos con patatas y jamón.

Media docena de imágenes de huevos fritos enviadas por otros tantos remitentes. De algunos sé el motivo del envío, de otros, simplemente, las han enviado junto a un "buenos días, iniciamos bien el día" o "si te apetecen, todavía estás a tiempo". Miro las imágenes atentamente y estoy en condiciones de afirmar, que pocas hay en un plato que alegren más la vista y el espíritu que unos huevos fritos en compañía de algún predicamento y sus correspondientes patatas fritas. Y hasta puedo imaginar la cara de felicidad de los autores de las fotografías. Porque unos huevos fritos no se comen con desgana, se hace con alborozo e inusitada alegría, como si de una fiesta se tratara. No es cualquier cosa. Se trata de unos huevos fritos, de la humildad gastronómica hecha deleite y satisfacción.

domingo, 22 de abril de 2018

00667 Suma Sencillez

ALCACHOFAS CON CEBOLLA

En la cocina, como en la vida misma, no hay que indagar mucho para sacarle un buen sabor. Nos podemos complicar la vida todo lo que queramos, faltaría más, pero no olvidemos que en las cosas simples y sencillas también podemos encontrar un buen acomodo para el bienestar.

Pienso esto mientras disfruto de unas amables alcachofas de la buena y vecina tierra navarra. Ni salteadas siquiera. Solo con ajo y cebolla. Suma sencillez, máximo deleite.

Son unos buenos ejemplares y están en su justo punto de maduración. Una vez limpias y dejado al descubierto sus "corazones", partidos por sus mitades, en lugar de hervir la hortaliza, la cocinaré al vapor; que quede tersa y con todo su potente sabor.

Aceite de oliva virgen en una sartén, fuego lento, unos dientes de ajo cortados a láminas y una cebolla también cortada, serán más que suficiente para el posterior maridaje con las alcachofas. Que la cebolla pierda lentamente su blanquecino color y muestre su transparencia. Sin prisa, como un recreo. En ese mismo instante se incorporan los tersos corazones con el añadido de medio vaso de agua de su cocción. Sigue el fuego lento hasta la práctica evaporación del agua. Sal al gusto.

No hay más para el máximo deleite desde la suma sencillez.






jueves, 19 de abril de 2018

00666 El Pastel de Tía María Engracia

COMO UN SANDWICH VEGETAL PERO A LO GRANDE


Quienes habitualmente siguen este blog, saben que me gusta tunear el nombre de las recetas y sobre todo, ponerles nombres propio; los nombres de quienes me enseñaron a hace la elaboración culinaria tras la consiguiente degustación.

En esta ocasión, y ahora que ya empieza a apetecer tomar platos refrescantes, traigo hasta aquí un delicioso y fresco pastel al que en casa se le conoce como el "Pastel de la Tía María Engracia". Fue ella quien nos lo ofreció en un viaje relámpago a Torredembarra donde mi hermana estaba pasando el verano. Hacía calor y lo recuerdo con auténtico agradecimiento. Entró en el paladar como un alivio.

Al parecer se trata de un pastel muy popular pues cuando lo he traído a colación, siempre hay alguien que me dice que lo hace y aporta una variación. Pero la base, la forma y la delicia en el paladar sigue siendo la misma que la de aquella primera vez. No obstante, la patente para mi unidad familiar sigue siendo para mi hermana.

El último que hice constaba de los siguientes ingredientes: pan de molde, atún en escabeche, aceitunas verdes sin hueso, pimiento rojo, anchoas, pepinillos, lechuga, mayonesa y tomate rallado.

Su preparación no puede ser más sencilla. En un bol vamos depositando el atún desmigado, las aceitunas cortadas en cuatro partes, tiras de pimiento rojo, anchoas troceadas y los pepinillos también troceados. A continuación, incorporamos una mayonesa, casera, o cualquiera de las excelentes mayonesas que encontramos en los supermercados, y mezclamos bien. Reservamos. En una fuente cuadrada o rectangular, cubrimos su base de tomate natural rallado y sobre él, vamos colocando piezas de pan de molde. Las untamos de mayonesa y a continuación, cubrimos los panes con la masa que hemos preparado previamente y terminamos la operación cubriendo todo con lechuga cortada muy fina. Repetimos la operación dos o tres veces en función de la altura de la fuente. La última capa de pan de molde la untamos con tomate natural rallado y tal cual, introducimos la fuente en el frigorífico por espacio de tres o cuatro horas como mínimo. Antes de servir a la mesa, desmoldamos el pastel de la fuente sobre una bandeja y en la parte superior, que recuerdo estará el tomate impregnado al pan, acabamos con mayonesa y lechuga bien menuda. Solo restará cortar unas porciones y servir. Mi hermana, a la que le encantan las buenas presentaciones, creo recordar que tapaba los bordes del pastel también con mayonesa y que la lechuga la colocaba en torno al mismo y no encima del pastel. Enfín, fuera como fuese una auténtica delicia.

Y ya lo siento hermana, pero un amigo al que agasajé con tu pastel en una cena, y que el resto de comensales si nos descuidamos, ni lo probamos, cuando hace referencia a él, lo denomina "El pastel de Fernando". Pero que conste que yo reivindico tu autoría.







miércoles, 18 de abril de 2018

00665 Los Cogollos

CON ANCHOAS

Y si son de Tudela, de verdad de la buena, mucho mejor. Hoy los acompaño con unas anchoas de Santoña, mañana con un buen boquerón y otro día con salmón, por poner algunas notas de color. Resulta curioso pero todavía recuerdo la primera vez que los vi, caté y alabé. No sé el motivo, pero mi memoria pez así quiere que sea. Fue en Alerre, en su ya desaparecido restaurante, en la década de los 80 del siglo pasado. Dicho así, parece que le doy más prestancia a mi flaca memoria. Allí estaba, por aquel entonces, mi amigo "Baby" sorprendiéndonos en cada visita que hacíamos. Cuando no era una salsa, era un producto o una especialidad que no dejaba de asombrar. Era algo distinto a lo que estábamos acostumbrados. Y fue en una de esas visitas cuando fui sorprendido con unas "lechugas pequeñas", tiernas y sabrosas, acompañadas de unas anchoas. Me pareció muy original, como todo lo que allí se hacía.

Me gustan los cogollos, es cierto, pero no es menos cierto que no me gustan todos. Anda que no he dejado veces sobre el plato, casi sin tocar, especímenes con el apelativo de cogollo, duros o amargos, a los que no había por donde meterles el diente. Los que me gustan son los de Tudela, una variedad de lechuga arrepollada, bañada por las aguas del río Ebro, algo más grandes de lo habitual, de hojas de un verde intenso y de corazón casi amarillo.

Ahora que salimos de los fríos, comenzaré a tenerlos en cuenta en mi dieta diaria con sencillos "apaños" que iré compartiendo en este lugar. Esto es solo un anticipo.


martes, 17 de abril de 2018

00664 Los Dibujos en el Café

LATTE ART

Que estamos rodeados de arte en el más amplio sentido de la palabra, no me cabe la menor duda.  Donde menos te lo esperas, alguien nos sorprende con alguna genialidad o creación que no nos deja indiferente. Y es cosa de agradecer. 

En alguna que otra ocasión, a través de un reportaje televisivo, suplemento dominical o incluso mediante un was de los que merece la pena conservar, he tenido conocimiento de las filigranas que profesionales de la hostelería son capaces de hacer en los cafés con leche o cortados, ayudados de la espuma de la leche. Dibujos perfectamente estudiados y largamente practicados para añadir al servicio un plus digno de aplauso. A esta suerte artística se le denomina "Latte Art".

Leo que el origen de esta técnica es incierto y que desde el siglo XIX los baristas italianos decoraban sus espressos con figuras mezcla de la espuma y la bebida. A finales del siglo XX, ya había toda una tradición del arte latte en cafeterías de Milán, Italia y del norte de Estados Unidos. 

Esta "divertida y original" forma de presentar el café con leche o cortado cuenta con dos técnicas: el vaciado, donde cuentan la gravedad y el movimiento estratégico para los trazos, y el etching, que utiliza herramientas como paletas y cubiertos para dibujar la bebida. Según los expertos baristas, el arte de dibujar sobre un espresso no es solo moldear el líquido y la mezcla del café con la crema o la leche; se requiere que el café esté preparado a la medida y temperatura exacta.

Como ya he dejado escrito en este recopilatorio de cosas que me gustan, yo soy de café americano. Rara vez se me podrá ver tomando un café con leche o un cortado, pero estaría dispuesto a hacerlo con más frecuencia solo por ver las filigranas que los artistas del latte art pueden llegar a desarrollar. Huelga decir que mi compañero comensal que se tomó el cortado que ilustra esta entrada se lo tuvo que tomar frío, tras pasar por los ojos del resto de compañeros de mesa. Incluso hubo quien se arrepintió de no haber pedido un cortado y así lo hizo después de ser atrapado por el vistoso dibujo sobre el café.

domingo, 15 de abril de 2018

00663 La Leyenda del Hombre Pez

EL HOMBRE PEZ DE LIÉRGANES

Me gustan las leyendas y las fantásticas historias que se transmiten de generación en generación. Siempre asombrosas y genuinas. Algunas nacen de un hecho real que con el tiempo se van desvirtuando para convertirse en algo fantástico e increíble, aunque no por ello dejan de ser atractivas historias. Muchas de ellas, la mayoría, se mantienen en el recuerdo de la tradición oral para escasamente salir del ámbito donde se generó. Otras, se refuerzan con un reclamo visual como queriendo dejar constancia del hecho acaecido. La última conocida y que traigo hasta aquí es la leyenda del "Hombre pez" de Liérganes. Por cierto, que no tardaré mucho en trasladar hasta aquí esta preciosa y atractiva localidad cántabra.

Cuenta esta leyenda que a mediados del siglo XVII, en Liérganes, vivió una pareja, Francisco de la Vega y María de Casar, que tenían cuatro hijos. Francisco falleció y la viuda mandó a su hijo, también Francisco, a Bilbao a aprender el oficio de carpintero.

Ya en Bilbao, Francisco se fue a nadar el día antes de San Juan, en el año 1674, con unos amigos. Francisco fue llevado por la corriente y desapareció. Cinco años después, en 1679, se afirmaría que había sido visto en las costas de Dinamarca, en el Canal de la Mancha y en Andalucía. Así, en Cádiz, unos pescadores afirmarían ver a un ser acuático con apariencia humana y que desaparecería rápidamente. La aparición se iría repitiendo constantemente hasta que se consiguió atrapar a la criatura con trozos de pan y unas redes. Una vez capturado se constataría que se trataba de un hombre con escamas y forma de pez.

El hombre pez sería llevado al convento de San Francisco donde sería interrogado para saber de quién se trataba. Transcurridos unos días consiguió tartamudear una palabra: Liérganes. Nadie sabía su significado hasta que una persona de la Montaña cántabra que se encontraba trabajando en Cádiz, comentó que en la Montaña había un pueblo que se llamaba así. También Domingo de la Cantolla, secretario del Santo Oficio de la Inquisición, confirmó dicha apreciación ya que él era de Liérganes.

Preguntado en Liérganes si había pasado algo extraño en los últimos años, desde aquí se respondió que únicamente se había registrado la desaparición de Francisco de la Vega cinco años atrás. Entonces Juan Rosendo, un fraile del convento, acompañó a Francisco hasta Liérganes para comprobar si era cierto que era de allí y a la altura del Monte de la Dehesa, Francisco se adelantó y fue directamente hasta la casa de María de Casar, que rápidamente lo reconoció como su hijo.

Ya en casa de su madre, Francisco vivió tranquilo sin mostrar ningún interés por nada. Iba descalzo y a veces desnudo y no hablaba apenas. Se dedicaba a llevar cartas a poblaciones vecinas, e incluso a Santander, a donde llegó en una ocasión tras nadar desde Pedreña, entregando la carta mojada. Después de nueve años en casa de su madre, desapareció en el mar sin volverse a saber nada sobre él.

La escultura que recuerda la leyenda es obra del artista Javier Anievas y representa al "Hombre pez" en su juventud. Está ubicada en el exterior del Centro de Interpretación del Hombre Pez, en el antiguo molino de Mercadillo junto al Puente Romano, "Puente Mayor", frente al río Miera.




00662 Los Bosques de Nix

JAVIER TOMEO

Se trata de la única pieza que escribió Tomeo, nacido en la localidad oscense de Quicena, directamente para su representación. La escribió expresamente para inaugurar la XL edición de Teatro Clásico de Mérida. Tomeo, en los Bosques de Nix, saca a las protagonistas de sus respectivos contextos literarios para hacerlas coincidir en un mismo espacio y en un mismo tiempo. Doce heroínas que perdieron a sus seres amados en la guerra de Troya, viven en un bosque mágico recreando su dolor y su pena. Un día, un mensajero que llega de cualquier guerra actual, accede al bosque para proponer a las mujeres que regresen con él al mundo de los vivos para acabar con la guerra; convencer a los nuevos guerreros para que abandonen las armas y regresen al camino de la paz.


Una obra coral en la que doce mujeres, Hécuba, Helena, Lisístrata, Casandra, Clitemnestra, Andrómaca, Penélope, Electra, Calónice, Lampitó, Mirrina e Ifigenia, con un lenguaje sutil, desgarrador y poético, abren un espacio a la esperanza, a una ventura que parece no llegar nunca.

Es una de las obra elegida para su repertorio por los Amigos del Teatro y la Poesía de Huesca y que en los últimos años representa en torno al 8 de marzo. Os aconsejo su lectura.






sábado, 14 de abril de 2018

00661 Los Garbanzos con Jamón

HOY QUE HAY TIEMPO

Hoy la cosa va de capricho y sin prisa. Me gustan las legumbres, todas, una vez por semana por lo menos. El trajín de los días obliga a echar mano de los botes en conserva, sin complicaciones. Pero hoy no, hoy hay tiempo. Así que nos daremos un capricho con unos buenos garbanzos de Lierta. También sin complicaciones, pero con ese tiempo dedicado a la cocina con olor. De los de cocina con ventanas al campo y una cadiera para la sobremesa. Hoy, unos sencillos garbanzos con jamón. Apetece.

Una vez escurridos los garbanzos que hemos dejado en  remojo durante toda la noche, los introducimos en un burbujeante puchero de agua hirviendo con sal, que los cubra. Picamos una cebolla y un par de dientes de ajo y rehogamos a fuego lento hasta que la cebolla se muestre transparente. Añadimos una cucharadita de pimentón picante y removemos bien con el fuego ya apagado. Reservamos.

Cuando los garbanzos lleven media hora de cocción, incorporamos al puchero unos buenos trozos de jamón y el sofrito, removemos y dejamos que todo el conjunto siga cociendo a fuego medio. A partir de aquí, empezamos a "alimentarnos" con los olores que salen del puchero y dejamos que el tiempo haga el resto. Ya es solo cuestión de esperar a que los garbanzos adquieran la textura deseada.

El buen conformar con qué poca cosa se alimenta.

martes, 10 de abril de 2018

00660 Barluenga

PASABA POR AQUÍ

Vuelvo a la sierra de Guara y sus aledaños. Regreso para recrear horizontes y tamizar ánimos en tierra queda y sin sobresaltos. Acudo a la llamada de un paisaje que atrapa entre rocas, ocres y verdores, un asombro que ya traía puesto de casa.

Murmuran las aguas de una fuente cercana como murmuran dos vecinos a la puerta de una casa. Se me antojan vigías a la entrada de un pueblo que me resulta atractivo. Edificios de piedra sillar, de apacible apariencia, mimetizados a un paisaje al que no quieren perturbar. Las calles huelen a limpio, a día de colada. Pronto, a no mucho tardar, el olor será de brasa, de cocina de puchero que sabe a tradición lenta y honrada.

La iglesia parroquial de San Miguel eleva campanas sobre el pequeño pueblo que quiere proseguir su historia. La visita es breve y la estancia se hace grata entre portalones, floridos rincones y un "sin pecado concebida". Se trataba de pasar por aquí, coger cuatro detalles, cumplir un objetivo y dejar un saludo cortés en la despedida.








lunes, 9 de abril de 2018

00659 El Pan de Cúrcuma

ORO INDIO


Lo probé hace poco y me encantó. No sé si porque desde hace unos años escasamente como pan, yo que tan panero he sido, hasta el punto de no entender la vida sin pan, y este me supo a gloria, o es que es bueno de verdad. Lo cierto es que ese día  me puse las botas de pan de cúrcuma. Su aspecto era muy sugerente, con una corteza preciosa y crujiente. Su miga, suave y esponja, y con un sabor muy especial. Me pareció algo espectacular.

Nunca había probado hasta entonces la cúrcuma a pesar de todas las recomendaciones recibidas. Las más insistentes, las de un par de amigas quienes desde hace algunos años basan sus desayunos en un café con leche y una rebanada de pan tostado con aceite, cúrcuma y pimienta negra. Según me decían, "va bien para todo". Lo cierto es que nunca me había interesado hasta ahora mismo por los beneficios de la cúrcuma. Tras consultar varias páginas y artículos al respecto, este es el resumen.

Se trata de una planta con potentes propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, para el hígado y para los riñones. Favorece el drenaje y vaciado de la vesícula biliar, además de ayudar a mejorar la digestión, especialmente de las grasas. Es muy adecuada en el tratamiento natural de la artritis, para mejorar los síntomas de rigidez, inflamación articular y rigidez. La cúrcuma es más antiinflamatoria cuando se combina con una pizca de pimienta negra. En China se ha utilizado la cúrcuma durante siglos por la medicina tradicional china para el tratamiento natural de la depresión y los trastornos afectivos. Por si todo esto no fuera suficiente, los componentes de la cúrcuma tienen propiedades cardioprotectoras, además de reducir el colesterol y los triglicéridos.

A la cúrcuma también se le conoce como el oro indio. Las propiedades de la cúrcuma fueron utilizadas por primera vez en la India entre 610 y 320 a.C. Se utilizaba como colorante para la lana. A lo largo de la historia  se ha empleado para colorear partes del cuerpo. Es una de las especias más usadas en la gastronomía de la India como colorante alimentario para el arroz, carne y diversos platos. En algunos países de Hispanoamérica es conocida como "palillo" y en Colombia se le conoce como "azafrán de raíz". En Japón se sirve junto al té.





domingo, 8 de abril de 2018

00658 Las Patatas al Micro

CON ANCHOAS


Otro buen socorro para esos momentos, sobre todo en las tardes noches del fin de semana, que te apetece un no sé qué,  pero que no sea muy historiado, sencillo, que se note lo menos posible el paso por la cocina y cuyo resultado sea de lo más apetecible; unas patatas al micro ondas con anchoas.

Recientemente descubrí en el supermercado unas patatas pre cocinadas, asadas o al vapor, que se ofrecen en bolsas de unos 450 gramos, de aspecto inmejorable, y que solo hay que introducirlas al micro en su bolsa durante unos siete minutos. Tubérculos limpios y bien aseados,  igualaditos en tamaño y de curioso sabor.

Una vez pasadas las patatas por el micro ondas,  solo queda acompañarlas con algún antojo. En esta ocasión, con unas ricas anchoas de Santoña. Sacamos las patatas de su bolsa, las dejamos enfriar, las partimos por la mitad y colocamos una anchoa sobre cada mitad de los tubérculos. Hecha esta operación, rociamos sobre las patatas un buen aceite de oliva virgen, pimentón picante, según gustos,  y unas escamas de sal Maldon, sin pasarse. Ya está.

El resultado no puede ser más atractivo y gratificante para esos momentos de socorro.