martes, 31 de octubre de 2023

01200 El Cachopo

FILETE A LA ASTURIANA


Con lo que me gusta la cocina asturiana, no fue hasta el año pasado, cuando tuve la oportunidad de comer por primera vez un cachopo. Conocía su existencia, había oído hablar excelencias de él y escuchado multitud de anécdotas. Pero como digo, no fue hasta el año pasado, y por lo que veo en el archivo de las imágenes, el 30 de noviembre, que me estrené.

Un día, hablando con mi hermana Gemma, no sé por qué salió a colación el cachopo. Le dije que nunca lo había comido y se extrañó. Tiempo le faltó para, en la primera oportunidad que tuvo, obsequiarme en su casa con unos buenos cachopos con patatas fritas. Cuando los vi en la mesa, yo aplaudía con las orejas. Mis expectativas al respecto eran altas. No podía fallar, tratándose de una buena ternera, jamón serrano, queso y un buen rebozado. Y efectivamente, con el primer bocado, se cumplieron con sobresaliente todas mis albergadas ilusiones. Sabroso, delicioso, crujiente y hasta adictivo. Me comí dos ejemplares, aunque tengo que reconocer, que hubiese acabado con la bandeja. Cuando algo me gusta, acostumbro a ser un tanto exagerado.

Este cocinado básico de la gastronomía asturiana, en un principio era un plato preparado para que varios comensales comieran de él. Los filetes de ternera con jamón serrano y queso intercalados, se degustaban empanados y fritos, acompañados de patatas fritas, pimientos o champiñones.

Aunque el cachopo ha adquirido gran popularidad en las últimas décadas, más allá de la geografía asturiana, las primeras referencias de este plato se remontan al siglo XVIII, tal y como recoge la gastrónoma Adela Garrido en el "Libro de cocina", de 1938, y que no denomina "cachopo", sino filete a la asturiana. El cachopo comenzó a tomar popularidad cuando el restaurante Pelayo de Oviedo, lo incluyó en el año 1947, a su carta. A partir de ese momento, otros cocineros de la zona también lo incorporaron a sus respectivas cartas y empezaron a ofrecer a sus comensales otras variantes.

El nombre dado de cachopo nace del parecido de estos filetes con los troncos huecos de los árboles.

Ingredientes para 4 personas: 4 filetes de ternera cortados dobles, en forma de librillo, unos 150 gramos la unidad, 4 lonchas de jamón serrano o de cecina, 8 lonchas de queso (Oscos, cheddar, gruyere, Edam o cualquier queso suave junto a unas lascas de Cabrales), harina, pan rallado, huevo, aceite de oliva virgen extra y sal.

Elaboración: Extender el filete de ternera y sazonar al gusto. Colocar en una de las mitades del filete una loncha de jamón y sobre ella, una de queso. Si se desea, se pueden doblar las cantidades de jamón y queso. Cerrar el filete apretando los bordes y empanar con el clásico rebozado, pasándolo por harina, huevo y pan rallado. Freír en aceite no muy caliente. Acompañar el cachopo con unas patatas fritas. 
 





viernes, 20 de octubre de 2023

01199 Las Anchoas con Pimientos Asados

YA HUELE A OTOÑO


Cuando como este plato, no sé quien acompaña a quien, si las anchoas a los pimientos asados o son los pimientos quienes acompañan a los deliciosos peces. Sea como fuere, la combinación me resulta riquísima.

Es tiempo de, muy a mi pesar, ir desmontando el huerto de verano. Comencé hace unos días por las tomateras. No ha habido buena cosecha. Alguno se ha cogido, pero nada que ver con otros años. Además, y para variar, la araña roja se hizo dueña del pequeño vergel, y ya fue el acabose. Le siguieron los calabacines y ahora les toca a las pimenteras. Espectacular este año. Ha habido pimientos para consumir hasta la saciedad y también para compartir. Algunos quedan en las matas, pero con los primeros fríos dirán también adiós. 

En este sentido, llevamos más de una semana comiendo pimientos morrones asados. Lejos de lo que pueda parecer, a mí no me cansa. Me encantan. Los hemos tomado solos con ajo y aceite, en ensaladas, con huevos fritos, en tostadas, acompañando a carnes y como no podía ser de otra manera, también con pescado; en concreto, con anchoas enharinadas y fritas. Me parece un bocado ligero, sugerente y delicioso. Es de los que vas comiendo y comiendo sin enterarte, y cuando te has querido dar cuenta, llevas metidos, entre pecho y espalda, a tenor de las raspas contadas, una docena de ejemplares. De vicio.

Después de todo, todavía quedan pimientos asados. Veremos en lo sucesivo con quien comparten plato. Seguro que se llevarán fenomenal.




jueves, 19 de octubre de 2023

01198 El Solomillo de Cerdo Encebollado

ACIERTO SEGURO


Regresa a este caleidoscopio vital un guiso encebollado de los que tanto me satisfacen. En esta ocasión, se trata de medallones de solomillo de cerdo ibérico, o de cerdo común.

El solomillo es uno de los cortes más preciados, ya que se extrae de una de las zonas que sufre menos el movimiento del animal, lo que hace que sea una carne mucho más suave. El único problema a la hora de cocinarlo, es el cuidado y atención que hay que prestarle, con el fin de evitar que se seque.

Recuerdo que cuando comencé con mis primeros pinitos en la cocina, de esto hace ya algunas décadas, el solomillo de cerdo encebollado, por aquella época lo de ibérico ni se mentaba, era uno de mis platos estrella cuando invitaba a alguien a comer a casa. Fue de los primeros platos que aprendí y era muy difícil cocinarlo mal. Mis comensales siempre lo loaban y esto, en los principios de todo, siempre es de agradecer. Lo que por más que pienso, no recuerdo quien me enseñó a cocinarlo. Intuyo que sería mi madre, pero no estoy seguro. Como digo, es un plato muy sencillo de elaborar, relativamente rápido y tratándose de un encebollado, de grato sabor y al que le tengo mucho aprecio.

Ingredientes: 1 kilo de solomillo de cerdo cortado en medallones, 1 kilo de cebollas, 125 ml de vino de Jerez, 125 ml de caldo de carne, aceite de oliva virgen extra y sal.

Elaboración: Pochar la cebolla, cortada en juliana, en una cacerola con un poco de aceite de oliva. Una vez pochada la cebolla, añadir los medallones de solomillo de cerdo salpimentados, Marcar la carne ligeramente por ambos lados e incorporar el vino de Jerez. Cocer a fuego vivo hasta que se evapore el alcohol. Añadir el caldo de carne, bajar el fuego y dejar que la carne acabe de cocinarse, unos tres minutos por cada lado. Servir caliente.



01197 ¿Más de lo Mismo?

 NO, SIEMPRE DISTINTO


¿Más de lo mismo?

No, siempre diferente.

Pasa todo, 
todas las cosas pasan, 
pero siempre diferentes.

El miedo, el abrazo, la brisa,
la sonrisa, el llanto, el beso, la caricia,
parecen iguales,
pero siempre son diferentes.

El relieve de las cosas 
parece siempre idéntico,
pero el sentir, 
su alma y cuanto cobijo se hospeda detrás,
es bien diverso.

                                                                De lo contrario sería tedio.
                                                                Un tedio que atenaza,
                                                                que angustia en el devenir de los días, 
                                                                que entierra sueños y fantasías.

                                                                La vida está repleta de ventanas. 
                                                                Estas sí, 
                                                                todas iguales.
                                                                La mirada,
                                                                sin recelos,
                                                                es quien las hace diferentes.

                                                                ¿Más de lo mismo?
                                                            
                                                                No, siempre,
                                                                según la mirada,
                                                                todo es diferente,
                                                                hasta una noche oscura y sin luna.
                                                                





martes, 17 de octubre de 2023

01196 Los Garbanzos con Cardos

 CARDOS CON GARBANZOS


Aparentemente parece un plato de los de chup, chup, que tanto me gustan, pero nada más lejos de la realidad. En media hora está listo.

Ahora lo cocino menos, si bien hubo un tiempo, cuando trabajaba y andaba algo apurado con los horarios, que echaba a menudo mano de él, sobre todo en los días que el cuerpo te pedía algo calentito.

El hecho de que se cocine rápido, no significa que no reúna las cualidades para ser un buen plato y con sabor. Tiene los ingredientes necesarios para dejar alto el pabellón, y siendo consciente de que en esta vida, en numerosas ocasiones, lo que hay es lo que hay, y con ello hay que conformarse. Filosofías al margen, se trata de un gran plato. O por lo menos, así me lo parece.

Cuando digo que este plato se hace en media hora, es gracias a las conservas. Si lo cocináramos con el garbanzo en seco, los cardos naturales y a fuego lento, las dos horas y media o tres horas, no nos las quita nadie. Cuando he tenido oportunidad y tiempo, sobre todo tiempo, así lo he ejecutado y tengo que reconocer que alguna diferencia se nota. De cualquier manera, habiendo garbanzos y cardos de por medio, nada puede estar, ni salir mal.

Ingredientes para 4 personas: 1 bote de garbanzos en conserva, 1 bote de cardos en conserva, 200 gramos de chistorra, 1 litro de caldo de carne o de pollo envasado, 2 dientes de ajos y aceite de oliva virgen.

Elaboración: Lavar y escurrir bien de sus respectivos botes los garbanzos y los cardos. Reservar. En una sartén con un poco de aceite de oliva virgen, dorar ligeramente los ajos cortados a láminas e incorporar los cardos. Cocinar durante unos cinco minutos removiendo continuamente. En otra sartén, freír la chistorra cortada a ruedas en un poco de aceite de oliva virgen. Cuando comience a sacar la grasa la chistorra, incorporar los garbanzos y cocinar durante otros cinco minutos, removiendo también continuamente. Mientras tanto, en una olla, llevar a ebullición el litro de caldo. En el momento que comience a hervir, añadir los garbanzos y los cardos. Dejar cocinar unos 15 minutos. Servir caliente.





01195 El Puré de Calabaza con Curry

 UN PUNTAZO


He venido del huerto con una enorme calabaza entre mis manos. No sé lo que pesa, pero mis brazos dicen que bastante. La producción de estas bayas este año ha sido espectacular. Las hojas se han ido ya secando y dejado al descubierto unos hermosos ejemplares de calabaza; en treinta y tantos, he dejado de contar. Ya daremos cuenta de ellas, al igual que mis familiares allegados y amigos.

En casa nos gusta y cuando es época, siempre hay en el frigorífico un recipiente con puré de calabaza. Acostumbro a cocinarlo con caldo de carne o de pollo, cebolla pochada en mantequilla y por supuesto, con generosa calabaza. Si le quiero dar un plus, una vez servido, lo acompaño con pipas de girasol o de calabaza, jamón, tostones de pan, piñones o huevo duro. Y por supuesto, llegadas las Navidades, que no falten los tradicionales empanadicos de calabaza. Si me gustará la calabaza y el juego que me da, que acabo de comprobar que lleva, sin contar esta, cinco entradas en este variopinto y locuelo caleidoscopio vital. (Entradas números 00377, 00801, 00871, 00947 y 00973).

En esta ocasión, se ha sumado un nuevo ingrediente, el curry, que si gusta tanto como a mí, es un puntazo. Me la dio a probar recientemente mi hermana Gemma. Ya he comentado, creo que en reiteradas ocasiones, -sí, ya sé que me repito, pero es así-, que siempre que como en su casa, me tiene preparada alguna más que agradable sorpresa gastronómica. 

Hace unas semanas le llevé alimentos del huerto, incluida una calabaza, que limpió, cortó en dados y congeló. Cuando le avisé que iría a su casa, tiempo le faltó para cocinar esta delicia. O por lo menos, así me lo pareció a mí. El truco estriba en ser precavido con el curry, para que no se apodere del plato. El que me dio mi hermana estaba en su punto. Huelga decir, que la calabaza con la que he iniciado esta entrada, el primer cuarto de ella, ha pasado por el sabor del curry. Me relamo.

Ingredientes: 1 kilo de calabaza, 1 cebolla grande, 3 zanahorias, 1 litro de caldo de pollo o agua, 125 gramos de mantequilla, 6 cucharaditas de curry, aceite de oliva virgen extra y sal.

Elaboración: Poner en una olla un litro de caldo o de agua al fuego y llevar a ebullición. A continuación, introducir en el líquido elegido hirviendo, la calabaza limpia y cortada a tacos, además de las zanahorias, también limpias y cortadas a ruedas. Mientras tanto, derretimos la mantequilla en una sartén y pochamos, a fuego medio, la cebolla cortada en brunoise, evitando que llegue a dorarse. Cuando la cebolla esté pochada, le incorporamos el curry y cocinamos durante un minuto, mezclando con la ayuda de una cuchara de madera. Con una espumadera, sacamos de la olla la calabaza y las zanahorias cocidas para introducirlas en un bol donde vayamos a batir. Añadimos la cebolla pochada con el curry y batimos. Vamos incorporando el agua o caldo de la cocción, en función de la textura que deseemos conseguir. Rectificar de sal y a la hora de servir, incorporar un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Se puede tomar tanto en frío como en caliente.



lunes, 16 de octubre de 2023

01194 La Badina del Retiro

 TAMBIÉN LOS PARAJES NECESITAN ATENCIÓN Y COMPAÑÍA


La luz se posaba con suma calidez y delicadeza sobre todos los protagonistas del paraje. También el cielo, sin querer entrar en competencia, mostraba su más limpia cara, exenta de cualquier mínima mancha sobre su piel. Se trataba, sin duda alguna, del escenario idóneo donde descargar su realidad, casi permanentemente en crisis.

En estas situaciones, acostumbraba a sentarse en la roca más alta, que parecía querer custodiar la pequeña badina que, el río, ayudado de otras rocas y grandes piedras, había formado en su base. Antes de dejar caer sus nalgas sobre la roca, tenía a bien limpiar de pequeñas piedras y otros objetos, a priori fastidiosos, para evitar molestias innecesarias en salva sea la parte. Una vez sentado, suspendía sus largas piernas, con los pies descalzos, sobre, para él, pequeño abismo. No se llevaba bien con las alturas, pero en su opinión, "todo tenía una excepción".

Antes de comenzar a dar voz a su íntimo silencio, le gustaba tirar a la badina las pequeñas piedras que podía alcanzar con sus manos y escuchar cómo el agua se las iba tragando, tras un discreto y familiar glup. Eran instantes de calentamiento. Vista puesta en las transparentes aguas, ausencia de pensamientos y acomodo en la piedra. Cuando el "divertimento" había llegado a su fin, por no alcanzar en su entorno de 360 grados más piedrecillas que tirar, comenzaba con su perorata sobre el principio dudoso de sí mismo y su infructuoso destino. Poco o casi nada había avanzado desde que iniciara este ritual, y de esto hacía ya unos años. Parecía estar cómodo repitiéndose, una y otra vez, los mismos argumentos entorno a su reiterada infelicidad y continuos enfrentamientos consigo mismo. 

Quienes le conocían y apreciaban, le aceptaban tal como era. Y si alguna vez, no siempre, anunciaba que se iba a la badina, sabían que algo no iba bien. Nada grave ni serio, simplemente que alguna opresión se había infiltrado en su cabeza o en el fondo de su corazón. Era un momento de ausencia pasajera, al que nada, por más que lo habían intentado, podían aportar,

Ese día, como tantos otros, cumplió a rajatabla con su guion. Limpió la piedra en la que iba a sentarse, no se sabía por cuanto tiempo, se acomodó sobre la roca, descalzó, dejó colgar sus largas piernas sobre el "abismo" y empezó a tirar pequeñas piedras sobre las cristalinas aguas de la badina. Cuando se quedó sin piedras que arrojar, hubiera tenido que, según el esquema tantas veces repetido, empezar a enumerar las acostumbradas preguntas sin respuesta sobre su inconformista y mediocre vida, salpicado todo, con episodios y situaciones recientes de convivencia mal gestionadas. Pero no, ese día, contra todo pronóstico, no hubo continuidad en el guion. Con el último guijarro lanzado al agua, permaneció inmóvil mirando hacia la badina durante unos minutos. Después, levantó la vista, fotografió el paraje con su mirada, se levantó, calzó y con los brazos abiertos lanzó al aire un sonoro GRACIAS. Ese día de acostumbrado retiro para él, solo quería acompañar a quien tanta compañía, a cambio de nada y con su silencio, le había brindado en los últimos años. 

Un repentino viento agitó las hojas de los árboles y onduló las calmadas aguas de la badina.   





sábado, 14 de octubre de 2023

01193 Los Nachos con Quesos y Beicon

 ESTA NOCHE CENAMOS JUNTOS


Ya he comentado en alguna ocasión, que son mis hijas las culpables del descubrimiento de nuevos sabores, nuevas propuestas culinarias y nuevas elaboraciones. Son ellas las que me acercan las actuales tendencias en materia gastronómica, y quienes, de alguna manera, me amplían horizontes.

No son platos de "pedigrí" culinario, sus respectivas economías todavía no se lo permiten, pero sí muy apetecibles. En su mayoría, se trata de platos o preparados muy frecuentes en sus respectivos lugares de ocio gastronómico, algunos reconocibles y otros sorprendentes.

De vez en cuando, alguna de ellas, sobre todo el fin de semana para cenar, hace alguna propuesta. Particularmente, espero con ahínco que esto suceda. No se trata de un interés gastronómico, sino por sentarnos a cenar los cuatro. Entre semana, resulta complicado que esto suceda. Sus trabajos, vida social y otras obligaciones, dificultan que podamos coincidir. Y el fin de semana, para qué contar. Que si cenas con los amigos, que si he quedado en casa de fulanita, que si es el cumpleaños de menganito, que si... Por eso, cuando alguna de mis hijas propone una de sus cenas en casa, tardo en decir ¡vale!, lo que me cuesta coger aire para pronunciar la palabra.

En esta ocasión, traigo hasta este interminable blog, unos nachos con quesos y beicon, especialidad de mi hija Loreto. Cero complicaciones, para algo que nos encanta a todos. Es cuestión de poner en el microondas una fuente grande, repleta de nachos, cubrirlos con queso cheddar al gusto y un sobre de distintos quesos rallados. Se finaliza el preparado con unas pequeñas tiras, también al gusto, de beicon ahumado. Realizada esta operación, es cuestión de poner en marcha el microondas hasta que los quesos se funden sobre los nachos. Sacar a la mesa, y a disfrutar de este plato con una cerveza bien fría o con un buen vaso de vino, según se tercie.

Es un plato muy entretenido, a la par que divertido, de comer. Mientras le echas el ojo al nacho queseado que has elegido para llevarte a la boca, querámoslo o no, siempre ponemos el ojo en uno,  surgen conversaciones intrascendentes y divertidas que nos hacen, me hacen, sentir bien. Las miro y me siento feliz. Sí, los nachos con queso y beicon de Loreto me encantan. Y cuando llega el fin de semana, espero que diga, "¿a quién le apetecen unos nachos?" (o lo que sea y quien sea). Yo soy el primero en decir, "vale" o "me apunto". No por los nachos, que también, sino por cenar juntos.



01192 Los Huevos Rellenos con un Plus

 DE GUINDILLAS


Así como la conserva de pepinillos recolectados en el huerto ha sido un desastre, sólo un tarro ha salido bueno de una docena, la de guindillas frescas ha resultado espectacular.

Hasta que llegue el momento de que acompañen a los guisos y legumbres, formarán parte de los aperitivos dominicales a base de deliciosas gildas o de alguna que otra ocurrencia. Como por ejemplo, la que en esta ocasión traigo a colación. Se trata de los tradicionales y populares huevos rellenos con atún, una de mis muchas pasiones alimenticias y de la que ya he dejado constancia en este caleidoscopio vital (ver entrada 00759), pero con el añadido de un plus, el que le da la guindilla. Al ya de por sí magnífico sabor del huevo relleno, la guindilla le aporta, además de su peculiar sabor, el del vinagre en su justa medida.

En un principio, pensé que igual no era buena idea. No obstante, era cuestión de probar un huevo relleno con un trocito de guindilla y si no agradaba, allí quedaba la cosa. Una vez catado, la combinación me pareció digna de tener en cuenta y seguí repartiendo trocitos de guindilla en conserva por el resto de los huevos rellenos. Además, si a alguno de los comensales no le parecía bien la propuesta, resultaba tan sencillo como apartar discretamente la guindilla del huevo.

Particularmente, la guindilla fresca me encanta y me parece un excelente invitado en muchos platos. Y este es uno de ellos. 




miércoles, 11 de octubre de 2023

01191 No Sé

 ALGO SOBRE EL AGRADECIMIENTO


No sé si fue el cielo,
la tierra o el olor a sosiego,
que mis pensamientos quisieron anclarse, 
sin miedo,
al magno acontecimiento de la belleza
sin costuras ni artificios.

La nieve parecía querer huir de las montañas.
Su tiempo de acomodo llegaba a su fin.
El cercano río musitaba
su vivaz canción de primavera.

                                                                                    Se encontraba todo tan quieto,
                                                                                    tan plácidamente reposado,
                                                                                    que el jadeo de la respiración,
parecía un equívoco.

Sin disimulo alguno,
contemplé el paisaje,
olfateando cada aroma
que se desprendía de tan impresionante obra.

Me puse en cuclillas, 
tomé entre mis dedos una pequeña hierba
y sin decir nada,
comencé a escuchar a mis pensamientos.
                                                                                    Me tenían en vilo.
                                                                                    ¿Cuál sería hoy su suerte?
                                                                                    
                                                                           
Solo pude escuchar,
a duras penas,
algo sobre el agradecimiento.

Y me tumbé con ellos, 
mirando al cielo.
                                                                                     

                                                                                    






martes, 10 de octubre de 2023

01190 Las Peras al Horno con Queso Azul, Miel y Nueces

 SIEMPRE APROVECHANDO


Siguiendo mi máxima, heredada de mi abuela y de mi madre, de "aquí no se tira nada", descubrí, no hace mucho tiempo, una receta bien caprichosa e interesante.

El caso es que compré unas peras pequeñas, aparentemente muy apetitosas y bien de precio. Pero cuál sería mi sorpresa al comerlas, que no sabían prácticamente a nada. Y se trataba, nada más ni nada menos, que de un kilo de fruta. Tengo que reconocer, que lo primero que me pasó por la cabeza fue tirarlas al cubo de la basura. Fue un primer impulso que duró un instante, ya que la mencionada máxima, me llamó al orden.

Algo se podría hacer con tan insulsas y desafortunadas peras. Así, que me dirigí a la estantería de los libros y recortes de recetas para encontrarles una salida. Busqué y rebusqué. Me costó encontrar algo sugerente, si bien en la búsqueda, topé con un buen número de recetas de otra índole, que fui seleccionando para los días de homenaje.

La receta en cuestión, encontrada para mis pequeñas peras, tenía una pinta sensacional y auguraba un buen provecho. Se trataba de unas peras al horno con queso azul, miel y nueces. Todos los ingredientes a emplear eran de mi agrado y como soy amigo de mezclar lo dulce con lo salado, el resultado podía ser prometedor. Me puse manos a la obra, siguiendo las indicaciones precisas de la receta y... ¡justo en la diana!. ¡Un postre delicioso! El crujir de las nueces, el contraste de sabores, a pesar de que la pera aportaba poca cosa, y la potencia del queso azul, más la dulzura de la miel, hacían un combinado de los de relamerte los labios. Me gustó. 

Aunque el asunto era aprovechar las peras, me queda pendiente volver a cocinar este postre, pero con los frutos más en su punto y con sabor. Tiene que ser delicioso al cuadrado.

Ingredientes de la receta original: 8 peras de tamaño mediano y maduras, 100 gramos de nueces peladas, 250 gramos de queso azul y miel.

Elaboración: Lavar las peras, secarlas y cortarlas por la mitad, de forma longitudinal. Quitar las semillas y el corazón a las peras, procurando no romper el fruto. Colocar las peras, con la piel hacia abajo, en una bandeja de horno. Introducir la bandeja en el horno precalentado a 180 grados centígrados por espacio de 15 minutos. Sacar la bandeja del horno y colocar en el centro de cada media pera, un trozo de queso azul y nueces troceadas. Introducir de nuevo la bandeja en el horno durante unos 5 minutos o hasta que veamos que el que se ablanda. Sacar la bandeja del horno y verter por encima de cada pera una cucharada de miel. Listo para servir.



sábado, 7 de octubre de 2023

01189 Las Hamburguesas

SIEMPRE AGRADECIDAS


Haciendo memoria, no recuerdo que en mi época de infancia y juventud comiera muchas hamburguesas. En casa, mi madre era más de albóndigas. No obstante, alguna comería, supongo. E incluso, en época inmediatamente posterior, cuando salíamos a cenar de barato con la cuadrilla de aquel entonces, me inclinaba más por el bocadillo de beicon con queso. Supongo que en mi olvido, alguna que otra hamburguesa caería.

Serían mis hijas, Loreto y Jara, quienes me aficionarían a comer este pedazo de carne picada y aplastada. Aunque no éramos, ni somos, asiduos visitantes a los establecimientos de comida rápida, cuando eran pequeñas, en alguna ocasión tocaba acudir. A mí, tengo que reconocer, que no me hacía mucha gracia. Solo pedir el menú, ya me parecía una tortura. Que si con patatas y de qué tamaño. Que si el tipo de salsa. Que si el número de ingredientes a incluir... ¡Me parecía todo un horror! Al principio resultaba sencillo. Para las niñas un menú infantil y para mí, la hamburguesa más sencilla que podían ofrecer. La cosa se fue complicando cuando abandonaron la categoría infantil y comenzaron a imponer sus gustos. Afortunadamente, duró poco tiempo y fueron contadas las ocasiones que frecuentamos este tipo de establecimientos.

En casa, era y sigue siendo otra cosa. Reconozco que la hamburguesa es muy socorrida en los días de trajín o de olvido. En el congelador siempre acostumbra haber hamburguesas para sacarnos de algún apuro o simplemente, porque apetece. Son muy agradecidas de comer y entran de cualquier manera. No obstante, si puedo elegir, como más me chiflan, es como plato único y combinada la hamburguesa con huevo frito y pimientos asados. Me parece una combinación perfecta y deliciosa. A pesar de lo aparente que pueda parecer el plato, es muy ligero y la unión de sabores, increíble.

Las hamburguesas me gustan de cualquier manera, pero quizás sea así como más las disfruto, ahora que ya voy teniendo una edad. 



viernes, 6 de octubre de 2023

01188 Prohibido Suicidarse en Primavera

 ALEJANDRO CASONA


 Vuelve el teatro, una de mis pasiones, hasta este caleidoscopio vital. Y lo hace de la mano de Alejandro Casona y una de sus obras más conocidas, “Prohibido suicidarse en primavera”. Fue Casona, junto a Ángela Martín, profesora de literatura en el instituto de enseñanza donde cursé los últimos años de bachiller, y mi madre, quienes me metieron el teatro en las venas. Me explicaré.

A mi madre le encantaba el teatro. Siempre que teníamos oportunidad, íbamos juntos al teatro. Desafortunadamente, no fueron muchas las ocasiones. Así, que yo recuerde, compartimos patio de butacas, entre otras representaciones que ahora mismo no me vienen a la cabeza, en “Enseñar a un sinvergüenza”, o en los musicales “Aquarius” y “Una línea de coro”. En cambio, donde sí compartimos espacio, cada uno sentado en nuestro sillón orejero del salón de casa, fue para ver el mítico programa de TVE, “Estudio 1”. Creo que llegaríamos a visionar el 90% de los programas emitidos. No recuerdo bien su día de emisión, pero sé que era sagrado para nosotros. Llorábamos, reíamos, nos entristecíamos y alegrábamos, y celebrábamos el magnifico elenco de actores y actrices de aquellos años: Jesús Puente, Galiana, Luis Varela, María Luisa Merlo, Mercedes Prendes, Irene Gutiérrez Caba, José Bódalo, José María Rodero, Carlos Larrañaga, María Asquerino, María Isbert, Francisco Rabal, María Fernanda D´Ocón… Son los primeros nombres que me han ido viniendo a la cabeza, de una larga lista y que interrumpo para no alargarme.

Fueron en casa años de pocas alegrías y en los que el programa televisivo conseguía sacarnos de nuestras vidas, para transportarnos a otros escenarios y otras vivencias, aunque fuesen ficticias. Francamente lo recuerdo con cariño.

Por aquellos años, cursando bachillerato superior, hice mis primeros pinitos en las tablas con “Prohibido suicidarse en primavera”, de Alejandro Casona, “Historias para ser contadas”, de Oswaldo Dragún, y “Tristes hombres”, una obra de mímica que creamos en un taller de teatro bajo la dirección de Félix Fernández Vizarra y asesoramiento académico de la profesora de literatura del Instituto de Bachillerato Ramón y Cajal de la capital oscense, Ángela Martín. Tanto me enganché al hermoso arte de Talía, que incluso llegué a proponer a mi madre hacer Arte Dramático. La respuesta materna fue la esperada, aun siendo ella también una amante del teatro: “Primero estudias una carrera y luego, dedícate a lo que quieras”.

Por su parte, Ángela, en los tres cursos que duró el taller, supo trasmitirnos a los participantes, de forma sosegada, meditada y reflexiva, como era ella, la belleza y dureza del teatro. Nos inculcó el valor del esfuerzo y el compromiso, y nos alentó a que, pasara lo que pasara en un futuro, siguiéramos amando al teatro.

De esa época, datan mis primeros libros de teatro que devoraba con pasión. Así, fueron apareciendo en mi vida Jardiel Poncela, Mihura, Alfonso Paso, Molière, Shakespeare, Tennessee Williams, Oscar Wilde, Samuel Beckett, Arthur Miller, García Lorca, Bertolt Brecht… y Alejandro Casona, de quien, recuerdo, adquirí, con gran esfuerzo económico por aquellos años, sus obras completas.

Cada obra que leía, me veía reflejado en un personaje. En la soledad de mi habitación, leía e interpretaba un papel, e imaginaba que algún día… Pero no, esta etapa igual que llegó, se esfumó y la vida me llevó por otros derroteros, aunque el teatro ha seguido formando parte de mis aficiones.

Desde hace una década, tengo la fortuna de formar parte de un grupo de teatro leído y dramatizado que, de alguna manera, ha venido a cicatrizar la herida que siempre he tenido abierta. Disfruto lo que no está escrito y a veces, hasta tengo la impresión de vivir una segunda juventud.

Una de las últimas obras que subimos al escenario fue, precisamente, “Prohibido suicidarse en primavera”, un canto a la vida de Casona. Después de casi cincuenta años, volví a dar vida al Doctor Roda. Cuando salí al escenario, por un momento, pensé que seguía siendo aquel joven inquieto de los dieciséis años, y no exento de nerviosismo, comencé: “Desengaños de amor, 8. Pelagra, 2. Vidas sin rumbo, 4. Catástrofe económica…, cocaína… ¿No tenemos ningún caso nuevo, Hans?”. ¡Qué manera de disfrutar!

¡Ah! Y fue en aquella obra en la que conocí a Gloria, mi esposa, que interpretaba a una Dama Triste. ¡Toda una vida!

PROHIBIDO SUICIDARSE EN PRIMAVERA

Esta fantástica obra retrata el Hogar del suicida, una clínica creada por el doctor Ariel, quien desciende de una familia en la que los hombres se suicidaban cuando comenzaban a perder la juventud.

A la clínica llegan por error dos reporteros, Chole y Fernando,  que con su alegría y pasión por la vida transforman por completo los diferentes estados anímicos de los enfermos: la dama triste, el amante imaginario, el profesor de Filosofía, así como los de Alicia y Hans, ayudantes del doctor Roda, director de la clínica.

Después de una serie de encuentros y desencuentros entre los personajes, que resultan entre cómicos y dramáticos, se cumple el principal y quizás único objetivo de la clínica: lograr que los enfermos se desentiendan de ese deseo de morir.

Escrita por Casona durante su exilio en México, desde su estreno en el Teatro Arbeu en el año 1937, gozó de un gran éxito y es mundialmente conocida.

ALEJANDRO CASONA

Alejandro Álvarez, conocido como Alejandro Casona, -Besullo, Cángas del Narcea, Asturias, 1903/Madrid, 1965-, fue dramaturgo y escritor de un teatro de ingenio y humor en el que supo mezclar con inteligencia fantasía y realidad. Su manera de hacer teatro fragmentó los esquemas establecidos en el teatro naturalista preponderante de la época, e inauguró herramientas nuevas para conformar sus personajes, tales como la indagación psicológica y la fantasía. Su gran preocupación fue aportar en todo momento una gran dimensión poética a su teatro.  Recibió el Premio Nacional de Literatura y el Premio de Teatro Lope de Vega, entre otros.