martes, 18 de septiembre de 2018

00804 Echar la Tarde

NADA MEJOR QUE HACER


De las muchas expresiones que tiene nuestro rico idioma, hay una que me fascina especialmente: Echar la tarde.

Lejos de ser algo que pueda parecer peyorativo, pariente de la pereza, la desgana o una forma de perder el tiempo, siempre me ha parecido un espacio temporal muy aprovechable, sobre todo para los sentidos y las relaciones sociales. Todo depende con el ánimo y el enfoque con el que se "eche la tarde". La única condición necesaria para alcanzar un buen y fructífero objetivo es tener tiempo y descartar la máxima de "no tenía otra cosa mejor que hacer". Por aquí, ya vamos mal.

Hay muchas situaciones y escenarios para echar la tarde, para echar una buena tarde.Se me ocurre, por ejemplo, quedar con un amigo al que hace tiempo no veo y ponernos al día de las cosas de fuera y también de dentro. Propiciar un paseo por el centro de la ciudad de "capazo en capazo", de saludo en saludo y acabar en la terraza de algún bar. Echar la tarde en la cocina recuperando sabores o alimentando otros nuevos. Ordenar estanterías y descubrir objetos olvidados. Ocupar un banco del parque con un libro en las manos. Mirar al cielo y leer entre nubes. Leer poesía en voz alta ahora que nadie me escucha. Ver fotografías de tiempos felices. Acompañar a la tarde con sus sonidos y luces. Jugar al parchis sin temor a comer. Visionar tres o cuatro películas, y si es posible, alguna de ellas que te haga llorar...

Está bien esto de echar la tarde. Se me ocurren más, pero en estos momentos es la tarde la que me echa a mí.





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