martes, 25 de septiembre de 2018

00811 La Trenza de Almudévar

DONDE VA, TRIUNFA


No recuerdo con exactitud la primera vez que la probé. Ni dónde ni por qué. Solo sé que me entusiasmó. Me pareció algo espectacular, novedoso y sin igual. Desde aquel ya lejano entonces, la Trenza de Almudévar, y sobre todo la original de los Hermanos Tolosana, ha sido partícipe de un buen número de celebraciones y compañera también de otro buen número de viajes. Digo esto porque en casa, las tradicionales velas de cumpleaños, por ejemplo, ya no salen a la mesa sobre una tarta, sino que lo hacen en función del gusto de quien cumple los años, sobre una Trenza de Almudévar o un Pastel Ruso. En cuanto a lo de convertirse en compañera de viaje, es obvio que donde va triunfa y siempre es bien recibida.

Como hace poco escuché a alguien delante de un trozo de este manjar, después de una más que opípara comida, "la Trenza de Almudévar se come aún sin ganas". Aseveré con la cabeza. Yo tampoco podía más, pero cómo rechazar este bocado de crujiente glasa y cremosa textura, con aromas de mantequilla, nuez y almendra caramelizadas al horno, y el perfume del licor de las pasas maceradas. ¡Imposible!

Y ya no digo nada cuando este placer va acompañado por una o dos bolas de helado de vainilla con nueces de Macadamia. De auténtica apoteosis final.






No hay comentarios:

Publicar un comentario