Siempre pensé que mi enemistad estribaba en el hueso, pero mi gusto por las cerezas desmonta mi personal teoría al respecto. Así que tendré que seguir investigando el caso. Tiene que haber algo que no alcanzo a controlar. Pero hasta que ese momento llegue, seguiré disfrutando de ellas, pero sin hueso.
lunes, 30 de abril de 2018
00673 Las Aceitunas Rellenas
LO QUE SON LAS COSAS
He aquí una pequeña e insignificante contradicción, que unida a varios bastantes defectos, me otorgan el papel de humano. Me explicaré a modo de recordatorio. Ya he comentado en alguna ocasión que solo había dos alimentos con los que no podía: las cerezas y las aceitunas con hueso. Con las primeras me congracié hace ya algún tiempo y han pasado a formar parte de la categoría de "me gustan". Pero con las que no puedo, a pesar de que lo he intentado reiteradamente, son con las aceitunas con "casco". Cuando las he probado me han dado arcadas. Y es el hueso, que no puedo con él. Pero curiosamente, en la misma tesitura se encontraban las cerezas y ahora me pirran.
El sabor de la aceituna negra, me encanta. La olivada me vuelve loco. Me comería kilos y kilos. Vamos, que un bote cae en una sentada. Y lo mismo me ocurre con el sabor de la aceituna verde. Me fascina. Un bote de aceitunas verdes rellenas de anchoa o tal cual, sin hueso, me dura un abrir y cerrar de ojos. Y ya no digamos si las atravieso con un palillo para acompañarlas con unas anchoas en aceite o unos boquerones en vinagre. De auténtica batukada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario