BELLEZA QUE CONQUISTA
La Plaza Mayor de pueblos y ciudades tiene un atractivo especial, no solo por su habitual belleza, sino también, por todo lo que representa. Este espacio público hace referencia al lugar de convivencia, encuentro y esparcimiento de los vecinos del lugar, además de ser un destino turístico por su atractivo histórico y monumental.
A estas plazas se les denomina “mayores”, ya no solo por el
gran espacio que ocupan en la localidad, sino porque que aquí se desarrollaba,
en el día a día, la mayor parte de la actividad de la urbe. En España, un buen
número de plazas mayores siguieron una ordenanza de los Reyes Católicos, en
1480, que obligó a la creación de los ayuntamientos en estos espacios. Otras,
surgieron de forma espontánea a raíz del establecimiento de mercados. Según he
podido leer, “la primera plaza mayor planificada fue la de Valladolid, en 1562.
Felipe II mandó a Francisco de Salamanca que reconstruyera la antigua plaza del
Mercado. Lo hizo realizando un conjunto urbanístico compuesto por una planta
baja porticada, que favorecía el comercio en días de lluvia y, en la parte
superior, edificios para vivienda”.
Con esta breve introducción al significado social de la
plaza mayor, traigo hasta este caleidoscopio vital una plaza mayor muy querida
por mí, ya no solo por su belleza, sino por el buen número de vivencias
personales de las que ha sido testigo. Se trata de la Plaza Mayor de Graus,
declarada de Bien de Interés Cultural en 1975.
Su origen data del siglo XVI, coincidiendo con el
crecimiento de la villa altoaragonesa y con la necesidad de abrir un espacio de
confluencia social y económica. Bajo sus arcadas de medio punto, ojivales o
adintelados fluyó la ajetreada vida comercial de Graus y se elevaron los
ejemplos arquitectónicos que ahora resaltan por su belleza.
Su peculiar belleza y encanto, llevó a los responsables
publicitarios de la marca de pasta fresca “Pastas Rana”, a transformar la Plaza
Mayor de Graus en una típica plaza italiana para rodar dos anuncios
televisivos. También, Lotería Nacional se fijó en este enclave para rodar un
anuncio en el verano de 2015 y su slogan “¿Y si cae aquí el Gordo de Navidad?”.
La última vez que disfruté de esta plaza fue haciendo un doblete pausado. Por la mañana, tomándome un café americano en una terraza; por la noche, deleitándome con una caña en esa misma terraza, acompañado de una ligera lluvia y de las luces de la plaza que la hacían más bella y atractiva, si cabe.
Ya tengo plan para estos días en los que te preguntas: Y hoy, ¿Qué se
puede hacer?
Fernando, genial el reportaje!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado. Para mí, esta plaza tiene un encanto especial por muchos motivos
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