miércoles, 8 de mayo de 2024

01335 Un Regalo para la Vista

 COLOR Y DELICADEZA


Cuando hablo por teléfono en la distancia con mi hermana María Engracia, además de ponernos al corriente de nuestras respectivas vidas, acabamos hablando de gastronomía. Bueno, más bien, ella me pone al corriente tanto de restaurantes de la Ciudad Condal, como de las exquisiteces que ella elabora, y yo, escucho y me relamo.

Rara es la semana que no me cuenta que ha tenido invitados a cenar o a comer en casa, o que con sus buenos amigos han organizado algún festival gastronómico. La verdad es que me da mucha envidia.

La mayoría de las ocasiones, nuestra conversación acaba con un "ahora te mando una fotografía". O lo que es lo mismo, "mira que cosa más bonita" o que "buena pinta tiene", lo que les hice a mis amigos el otro día en casa. La imagen que ilustra esta entrada me la remitió no hace mucho vía wasap. Después de una opípara cena, María Engracia pensó que para aliviar el estómago, en lugar de servir un contundente postre, optó por unas frutas. Pero no sacó el frutero y que cada cual se cogiera lo que más le apeteciera, no. Mi hermana se presentó a sus comensales con una bandeja de frutas, ya peladas, a base de kiwi, mango, granada, lichis y physalis. Según me lo contaba por teléfono, me iba haciendo una idea. Pero nada que ver, cuando vi la imagen. Me pareció un regalo para la vista, pleno de color, amén de una saludable forma de despedir una cena o comida. Todo delicadeza. 

Huelga decir, que al recibo de la imagen, contesté con unos aplausos. 


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