AL FINAL DE UNA ENTRAÑABLE JORNADA EN PILZÁN
Fue el verano pasado en la pequeña localidad altoaragonesa
de Pilzán, cuando probé por primera vez el panadó d´espinacs; una masa similar
a la del pan, rellena de espinacas, piñones y pasas. Acudí con Gloria a pasar
un entrañable día, invitados por los no menos entrañables Ángel y Conchita, y
en compañía de mis amigos Chema y Carmen. Desde que pusimos el pie en Pilzán
estuvimos en un continuo pienso. Primero, un buen almuerzo en la torreta de
nuestros anfitriones. Después, un paseo por el acogedor entorno. Luego, un interesante aperitivo, antes de dar paso a la opípara comida. Y para rematar, con el café,
algunos dulces y el traído panadó.
Conchita comentó al respecto del panadó, que era una elaboración
tradicional de la zona oriental de la provincia. No en vano, se trata de un
plato típico de Lérida, provincia limítrofe con estas tierras altoaragonesas. También
nos hizo saber que los había comprado en una panadería de Benabarre y que,
aunque antiguamente se acostumbraba a consumir exclusivamente en Semana Santa, en
la actualidad se toma durante todo el año.
No lo he vuelto a probar desde aquella ocasión. Al ver las
imágenes, a mí, que me gusta asociar alimentos con momentos y situaciones, lo
he tenido claro. Panadó d´espinacs, es igual al colofón de una entrañable jornada
en Pilzán.
Fernando, una receta sencilla de siempre. Un lujo para el paladar los que elaboran en casa Manetas
ResponderEliminarAnotado queda. Un abrazo
EliminarQuedamos emplazados a repetir tan sabrosa y sencilla delicia de las panaderías de ataño
ResponderEliminarYa lo creo. Sabes que me apunto. Y también sabes, que el panadó tiene más lecturas. Un abrazo
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