domingo, 7 de febrero de 2016

00220 El Merendero de Oliván

PASEO Y RECREO



Fin de trayecto. Es tiempo de recuperar fuerzas. Comida de fiambrera, de empanados y tortilla de patatas. Momento para  recuperar olvidados juegos infantiles en un espacio amigo: marro, el pañuelo, balón parado, a cortar el hilo... La chiquillería se entretiene; los mayores se empeñan en querer arreglar lo que parece tiene difícil apaño.

El ambiente es fresco entre tanta arboleda. Los rayos de sol intentan hacerse un hueco entre los robustos árboles ajenos a ladridos, gritos y chanzas. El tiempo pasa despacio, tan lento que da la impresión que ni pasa. Tampoco se le echa en falta. Un, dos, tres, al escondite inglés. Veo, veo, ¿qué ves?  Es hora de regresar a casa con el recuerdo de una grata jornada.

En dirección a la pequeña localidad de Oliván se encuentra este merendero de uso público donde los niños pueden jugar sin peligro alguno. Ya en Oliván, podemos disfrutar de llamativos ejemplos de arquitectura popular como las casas de Aínsa, Colorao, Chuan y Azón. Su iglesia parroquial dedicada a San Martín, del siglo XI, es una de las más bellas de todas las que forman la atractiva ruta del Serrablo. En las inmediaciones de la localidad se levantan los restos del antiguo molino de agua, elemento etnográfico que nos habla del modo de vida de la población en épocas pasadas.






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