lunes, 22 de febrero de 2016

00235 La Flor del Almendro

SÓLO QUEDA EL RECUERDO


En una ocasión leí que "de un almendro en flor, sólo queda el recuerdo". Lo acabo de recordar al revisar una de mis libretas de olvidos y curiosidades. Sí, hasta hace muy poco tiempo, a pesar de que mi memoria no ha sido nada prodigiosa, -nada en mí es prodigioso-, nunca las había necesitado. Siempre he confiado en mi mala memoria aunque en alguna ocasión mi fe en ella me trajera algún que otro contra tiempo. Ahora siempre voy acompañado de una pequeña libreta en la que voy anotando observaciones, peculiaridades, retazos de alguna conversación y frases que leo o escucho.

Precisamente, ayer capturé los almendros en flor que acompañan estas letras. Fue en el trayecto que hice caminando hasta la ermita de Loreto. Aunque parece que este año los almendros han estado en permanente flor, éstos me llamaron poderosamente la atención. No sé si por lo cercanos que se prestaban a mi caminar, por su peculiar belleza o porque mi estado de ánimo así lo requería.

Mientras intentaba enfocar las flores, -un ligero viento las balanceaba ligeramente-, volví a pensar en la fragilidad de todo cuanto nos rodea y de nuestra propia inconsistencia. La misma fragilidad que mostraban las flores que intentaba fotografiar y que con toda seguridad, mañana sólo serán un  recuerdo como aquel amor de juventud.

Alguien me ha recordado esta mañana que tal día como hoy, en el año 1939, en la localidad francesa de Colliure, fallecía el poeta Antonio Machado. Y he rememorado unos de sus  versos que hablan de un almendro en flor, de la juventud y de un desprovisto recuerdo.

Bajo ese almendro florido/todo cargado de flor/-recordé-, yo he maldecido/mi juventud sin amor/. Hoy, en mitad de la vida/me he parado a meditar.../¡Juventud nunca vivida,/quien te volviera a soñar/.






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