Me volvió a ocurrir. Tan cerca de casa y tan lejos de mis días programados. Pero como con tantas otras cosas, pienso desquitarme. Prometo regresar para seguir aprendiendo. Volver para recrearme en el silencio tras las celosías. Imaginar pasos callados. Acercarme a la vida y la muerte, al capricho y la hambruna. Al rezo, a las reglas, al miedo y la tumba. Prometo regresar al Monasterio de Nuestra Señora de la Gloria de Casbas. Tanto olvido lo merece.
Fue una tarde sin prisas, como las que vivo ahora. El destino y los caprichos terrenales lo han querido así. En el amplio listado de "pendientes" se escribía el nombre de Casbas por algún reportaje, algunas fotografías vistas o alguna recomendación explícita.
Tarde soleada al final del verano. El entorno es el adecuado. El paisaje amable y placentero a la vista. Prácticamente a la entrada de la pequeña localidad se localiza el casi milenario monasterio. No hay un alma. Las calles están vacías. La rotunda puerta que da acceso al recinto monacal está abierta. Nos invita a entrar. El silencio es inusual. De vez en cuando, algún trinar. Asombro y admiración. Una imagen, otra y cinco más. Mirada al cielo, a un alero, al suelo, a una inscripción, a una fuente... No sabemos por dónde empezar. Inquietante la espera. Tímidos los escasos pasos. Se abre una puerta. Cinco personas la cruzan. Alguien nos pregunta, "¿tienen hora para la visita guiada?". La respuesta es breve, sencilla y sin verbo: NO. Pienso en el viaje baldío. La misma voz nos informa, "pues esperen que en breve comenzará la visita". Y vuelvo a pensar, pero esta vez en positivo.
Mi sorpresa fue ver aparecer a Jesús Pérez Navasa, ex concejal de urbanismo del ayuntamiento de Huesca, para hacer las veces de guía y anfitrión. Recordé que es licenciado en geografía y un apasionado del arte y de la historia. Jesús nos indicó al reducido grupo de visitantes que la gira por el monasterio duraría unas dos horas y media. Me pareció excesivo. Luego resultaron ser 90 minutos. Me parecieron pocos. Había tanto por ver, tantas curiosidades, tanto por escuchar y atender.
No fue una visita al uso de miren y pasen, de pronunciar siglos y fechas como el que regala versos, de citar nombres, de girar la cabeza como si fuésemos parientes de la niña del exorcista. No, Jesús nos atrapó con su forma de decir y de conjugar todo lo anteriormente dicho pero en su justa medida. Nos trasladó a los tiempos, nos hizo imaginar monjas, abadesas, aldeanos, presos, hasta casi asistir a un enterramiento. Pudimos entender la vida monacal más allá de las preces, los votos y el aislamiento. Todo entonces, más que ahora, tenía su por qué, su razón de ser, su regla y su orden. Fascinante.
Nos habló de los proyectos de la Fundación Progea, actual propietaria del complejo y de los planes inmediatos de rehabilitación de los edificios. Y como guinda, tras recorrer los ocho siglos de historia del monasterio, la visita a un vergel en forma de huerta de más de dos hectáreas de superficie y que funciona como una cooperativa de consumo.
Una visita difícil de transcribir por tanta información acumulada y escasamente memorizada. Por tantas sensaciones aprendidas en cada estancia, en cada pasillo, en medio de tanto muro vivido.
Acabo de revisar varias informaciones sobre el Monasterio de Casbas. Os dejo la que creo es la que mejor resume su historia.
"El Monasterio de
Casbas, fundado en 1173 está considerado como el más importante vestigio
arquitectónico cisterciense femenino de la comunidad autónoma aragonesa. Se
asentó inicialmente sobre una propiedad de la Condesa de Pallars que fue la fundadora.
Su no adscripción inicial a la orden del Cister propició que su ubicación fuera
en Casbas de Huesca y no en una zona deshabitada. Este mismo motivo influyó en
las primeras construcciones que quedaron bajo la influencia de las corrientes
románicas imperantes en Aragón. Su trazado sí que refleja su pertenencia a la
orden del Cister que se produce según consta en una bula Papal el año 1196.
Fue una tarde sin prisas, como las que vivo ahora. El destino y los caprichos terrenales lo han querido así. En el amplio listado de "pendientes" se escribía el nombre de Casbas por algún reportaje, algunas fotografías vistas o alguna recomendación explícita.
Tarde soleada al final del verano. El entorno es el adecuado. El paisaje amable y placentero a la vista. Prácticamente a la entrada de la pequeña localidad se localiza el casi milenario monasterio. No hay un alma. Las calles están vacías. La rotunda puerta que da acceso al recinto monacal está abierta. Nos invita a entrar. El silencio es inusual. De vez en cuando, algún trinar. Asombro y admiración. Una imagen, otra y cinco más. Mirada al cielo, a un alero, al suelo, a una inscripción, a una fuente... No sabemos por dónde empezar. Inquietante la espera. Tímidos los escasos pasos. Se abre una puerta. Cinco personas la cruzan. Alguien nos pregunta, "¿tienen hora para la visita guiada?". La respuesta es breve, sencilla y sin verbo: NO. Pienso en el viaje baldío. La misma voz nos informa, "pues esperen que en breve comenzará la visita". Y vuelvo a pensar, pero esta vez en positivo.
Mi sorpresa fue ver aparecer a Jesús Pérez Navasa, ex concejal de urbanismo del ayuntamiento de Huesca, para hacer las veces de guía y anfitrión. Recordé que es licenciado en geografía y un apasionado del arte y de la historia. Jesús nos indicó al reducido grupo de visitantes que la gira por el monasterio duraría unas dos horas y media. Me pareció excesivo. Luego resultaron ser 90 minutos. Me parecieron pocos. Había tanto por ver, tantas curiosidades, tanto por escuchar y atender.
No fue una visita al uso de miren y pasen, de pronunciar siglos y fechas como el que regala versos, de citar nombres, de girar la cabeza como si fuésemos parientes de la niña del exorcista. No, Jesús nos atrapó con su forma de decir y de conjugar todo lo anteriormente dicho pero en su justa medida. Nos trasladó a los tiempos, nos hizo imaginar monjas, abadesas, aldeanos, presos, hasta casi asistir a un enterramiento. Pudimos entender la vida monacal más allá de las preces, los votos y el aislamiento. Todo entonces, más que ahora, tenía su por qué, su razón de ser, su regla y su orden. Fascinante.
Nos habló de los proyectos de la Fundación Progea, actual propietaria del complejo y de los planes inmediatos de rehabilitación de los edificios. Y como guinda, tras recorrer los ocho siglos de historia del monasterio, la visita a un vergel en forma de huerta de más de dos hectáreas de superficie y que funciona como una cooperativa de consumo.
Una visita difícil de transcribir por tanta información acumulada y escasamente memorizada. Por tantas sensaciones aprendidas en cada estancia, en cada pasillo, en medio de tanto muro vivido.
Acabo de revisar varias informaciones sobre el Monasterio de Casbas. Os dejo la que creo es la que mejor resume su historia.
Fue catalogado como
Monumento Nacional mediante Real Decreto del Ministerio de Cultura de 16 de
noviembre de 1979, hoy denominado Bien de Interés Cultural, categoría de
Monumento, a partir de las transferencias y completando la declaración
originaria en el año 2004, conforme a la Ley 3/1999, de 10 de marzo, de
Patrimonio Cultural Aragonés.
La singularidad del
Monasterio de Casbas reside en que se trata de un cenobio completo, en el que
sus unidades: iglesia, claustro, refectorio, sala capitular, biblioteca…,
manteniéndose todas ellas de forma íntegra, cumplen su función siguiendo las
directrices cistercienses y, sobre todo, es un Monasterio de mujeres,
conservado en la actualidad en un excelente estado, lo que supone una rareza
única en España.
Todo ello supone que
este conjunto monástico represente uno de los mejores testigos arquitectónicos
de nuestro patrimonio para comprender la vida monástica y de clausura de las
mujeres desde el siglo XII hasta nuestros días. Una cultura de la que apenas
conservamos vestigios.
El Monasterio de
Casbas ocupa una superficie de 3 has, de las que 10000 metros cuadrados
son terreno construido.
El Monasterio estuvo
habitado ininterrumpidamente desde su fundación hasta el año 2004. La comunidad
religiosa de las Madres Bernardas lo mantenía en funcionamiento para usos
religiosos y culturales. La Fundación Progea lo adquirió en julio de 2007 con
la idea de desarrollar un importante y necesario proyecto de recuperación.
La organización del
Monasterio se estructuraba en torno a un claustro central que servía de
distribuidor al que se le adosaban la iglesia al norte, al este la biblioteca y
la sala capitular, al sur las cocinas y el refectorio y al oeste los almacenes
y bodegas.
En Casbas varía la
orientación de la iglesia, cuya fecha de construcción data de finales del siglo
XII y principios del XIII, que está al sur del claustro y orientada hacia el
este y del refectorio que se coloca paralelo al claustro y no perpendicular
como en el modelo cisterciense. La iglesia es románica y está íntegramente
construida en piedra sillar.
Todas estas
dependencias se encuentran en diferentes estados de conservación. Al
ser
Monumento nacional, se han producido distintas intervenciones de
rehabilitación, antes por el Gobierno de Aragón y en la actualidad por su
propietaria, la Fundación Progea".
No hay comentarios:
Publicar un comentario