Las frituras forman parte de mis debilidades culinarias, si bien, por razones obvias, las he ido apartando de mi dieta en los últimos años. Eso no quita para que de Pascuas a Ramos, como reza el dicho popular, me de algún que otro capricho, ¡qué caray!
Eso es lo que hice recientemente con unos calamares del campo, que no son otra cosa que cebolla y pimiento verde cortados muy finos y fritos. Una humilde y económica delicia que me pasa como con las pipas, que cuando empiezas no encuentras el fin.
Como suele suceder en estos casos, cada uno tiene su particular receta. Aquí os dejo la mía.
Ingredientes: Cebolla y pimiento verde o rojo, según gustos, cortados en un centímetro de ancho.
Elaboración: Separamos bien los aros cortados de cebolla y pimiento, y los introducimos en una bolsa de plástico en la que habremos colocado harina. Cerramos la bolsa y la agitamos con fuerza arriba y abajo para que la verdura coja la harina justa. Freímos en aceite muy caliente, lo justo para que se dore y escurrimos sobre papel de cocina. El secreto para que queden crujientes es que la verdura esté bien seca para que no coja demasiada harina y se apelmace.
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