DE RECUERDO EN RECUERDO
Hasta hace no muchos años, hubiese dicho que las almejas en
salsa verde me transportaban a mis navidades en familia con mi madre. No es que
por aquel entonces, todas las navidades, las almejas capitaneasen algún menú, no.
Ni mucho menos. La economía era la que era. Pero a poco que los cálculos
monetarios de mi madre y que el precio de estas apreciadas cáscaras no
estuviera disparado, amén de que no fuésemos un tropel de comensales, se
dejaban ver en la mesa festiva.
En la actualidad, este guiso de almejas, además de seguir
recordándome a aquellas navidades, también lo relaciono con las plácidas
vacaciones veraniegas. Y ya no tanto por las almejas como protagonistas, que
lógicamente también, sino por la salsa verde que las enaltece. Ya he comentado
en algún lugar de este caleidoscopio vital, que soy un auténtico fan de las navajas,
mejillones, coquinas, o tellinas, y berberechos. A falta de almejas, no siempre
se encuentran en los mercados a un precio asequible, cualquiera de los bivalvos
anteriormente mencionados cumplen perfectamente con el cometido deseado y se
bañan a la perfección en esta deliciosa salsa. En los últimos veinte años de
vacaciones en familia, ya haya sido por el norte o por el sur, y a petición de
las niñas, intentábamos que, en algún momento, las almejas en salsa verde
hicieran nuestras delicias.
En esta ocasión, ya de presente, el precio de las almejas no
estaba excesivamente disparado. Vale, bien que no eran de carril, pero tenían
un muy buen aspecto y pesaban. Además, quería darle una sorpresa a una de mis hijas.
Me apetecía. Así, que me he presentado en casa con medio kilo y me he puesto
manos a la obra. No he echado mano de la libreta del recetario de mi madre,
aunque la receta está recogida. Es un guiso que no tiene mucha complicación y rápido
en su ejecución. La única diferencia entre la receta de mi madre y la que yo practico ahora, estriba
en que mi madre cocinaba en una tartera de barro y servidor en una pequeña
paella.
Ingredientes: 500 gramos de almejas, 3 dientes de ajos, 1
vaso de vino blanco, caldo de pescado, una cucharada de harina, aceite de oliva
virgen extra y un manojo de perejil fresco.
Elaboración: Poner las almejas en un recipiente con agua y
sal, y dejar reposar para quitarles la posible arena que pudieran contener.
Transcurrida media hora, cambiar el agua y dejarlas otros treinta minutos más.
Freír los ajos bien picados en una paella o cazuela baja con un poco de aceite
de oliva y con el fuego más bien bajo. Añadir una cucharada de harina cuando
los ajos comiencen a dorarse y remover. Subir el fuego y añadir las almejas.
Remover y añadir el vaso de vino blanco. Tapar el recipiente y esperar a que
las almejas se abran. Una vez que las almejas se hayan abierto, quitar la tapa
e incorporar un buen puñado de perejil fresco picado. Remover y servir
caliente.
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