viernes, 23 de agosto de 2024

01471 Las Ristras de Ajos

 UN IMPOSIBLE PARA MÍ


De muy pequeño siempre me llamaron la atención tanto las ristras de ajos como de cebollas. Las primeras que recuerdo, muy vagamente, las localizo en el granero de mis abuelos en Alcalá de Gurrea. A mis ojos se presentaban como auténticas obras de arte. Con el tiempo aprendería que, más allá de su estética, obedecía a una forma de organización y de conservación. Mucho más tarde, vería a mi suegro realizar la misma operación en su huerto. Y a mis ojos les parecían un imposible. Entiendo que hay que tener, como todo en la vida, experiencia, maña y oficio.

El nombre de ristra procede del latín, “restula”, cuerda”, y se trata de un conjunto de elementos de un mismo origen, unos a continuación de los otros, unidos frecuentemente con una cuerda o cordel. La técnica, aparentemente sencilla, aunque para mí es un imposible, consiste en recolectar tanto los ajos como las cebollas con el tallo y dejar varios días, en un lugar seco y aireado, para que se sequen. Cuando los tallos están secos y antes de que se vuelvan quebradizos, es el momento para hacer el trenzado tanto de las unas como de los otros.

Solo en una ocasión he intentado trenzar ajos y cebollas siguiendo un tutorial, pero fue tal desastre y me sentí tan impotente, que nunca más me lo he vuelto a proponer. Con las cebollas, todavía me defendí un poco, pero con los ajos, y lo veía venir, el día que arranqué las dos primeras cabezas de la ristra, se fueron todos al garate. Por eso, cuando veo, sobre todo una ristra de ajos bien elaborada, me quito el sombrero, además de recordar mi torpeza.

Curioseando un poco por la red en torno a las ristras de ajos, he encontrado algunas perlas. Por ejemplo, en algunas zonas de España también se les denomina “horca de ajos”. Que algunas ristras pueden contener entre medio y un centenar de cabezas, llegando a pesar entre medio y un kilo. (Y yo que con una docena y media de cabezas me vi incapaz). Que las ristras más afamadas son las de Las Pedroñeras, en Cuenca. Que en la España septentrional se coloca una ristra de ajos con un número impar de cabezas colgada en la pared, o en el dintel de una puerta, para que pueda alejar los malos espíritus el día de Todos los Santos. Y que, por no alargarme más, en el año 1998, la ristra entró en el libro Guinness de los récords, con la ristra de ajos más larga del mundo, con una ristra de ajos de 70 metros de longitud.

Las ristras de ajos que ilustran esta entrada están tomadas en una feria de productos agrícolas. Las vi y no me pude resistir.





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