EL REY DE LOS HONGOS
Hoy toca seguir archivando fotografías. He abierto un
archivo que contiene imágenes solitarias y que en su día guardé movido por
algún sentimiento o porque sencillamente albergaban un significado especial para
mí. Es el caso de esta atractiva y sugerente abarca de boletus edulis. La
imagen me la remitió vía wasap mi hermano Antonio en respuesta a otra que le
envié y que recogía una cesta llena de trompetillas amarillas. Hablamos, por lo
que puedo ver en la información recogida en la fotografía, del 31 de octubre de
2014. Y ahora que lo pienso, desde entonces no he vuelto a ir al monte a coger
setas. No tengo con quien ir y solo no me seduce.
En mi vida solo he cogido un boletus y ni siquiera me lo
pude llevar a casa para disfrutar de su sabor. Lo recolecté en Aínsa, en la
Peña Montañesa, hace un porrón de años, como participante en una salida
micológica organiza. Cuando lo tuve delante de mí, no cabía de gozo. Era mi
primer boletus edulis. Toda una proeza para mí. Pero poco dura la alegría en
casa de los pobres. Apenas pude olerlo, cuando me fue arrebatado de las manos
por el guía asignado a nuestro grupo. Sin gratitud alguna, me dijo que lo
recogía él para incluirlo en la exposición micológica que se montaba al día
siguiente. El caso es que nunca más volví a ver ese boletus, ni siquiera en la
exposición mencionada. ¡Porca miseria!
En el plato, este rey de los hongos, lo he visto más veces. Tampoco
muchas, pero las suficientes como para testificar que se trata de un más que
delicioso bocado. La primera vez que probé un boletus me fue ofrecido, como no
podía ser de otra manera, por mi hermano Antonio en Bilbao; en finas lonchas a
la plancha, con unas gotas de aceite y unas escamas de sal. Me pareció un manjar.
Con posterioridad, fue otro Antonio, Arazo, un reconocido maestro de la cocina
oscense y amante de la micología, quien me dio a probar, además de enseñarme a
elaborar, una crema de boletus. ¡Espectacular! La última vez que tuve contacto
con el inconfundible sabor de este hongo fue en modo croqueta. ¡Delicioso! Ya
me gustaría haber tenido más relación con este gran manjar otoñal, pero como
dice una gran amiga, ¡esto es lo que hay!
Comparto a continuación la receta de la crema de boletus que
en su día me facilitó mi amigo Antonio Arazo, y que cuando he tenido
oportunidad, he puesto en práctica. Sencilla y brutalmente sabrosa.
Ingredientes: ½ kilo de boletus edulis, 1 puerro, 200 ml de
nata, ½ litro de caldo de verduras o de pollo, pimienta negra molida, aceite de
oliva virgen extra, una cucharadita de mantequilla y sal.
Elaboración: Limpiar y trocear el puerro. Sofreír con una cucharadita
de mantequilla hasta que se dore. Sazonar y reservar. Limpiar los boletus con
un paño húmedo y cortarlos en dados. En una sartén con muy poco aceite dorar los
dados de boletus. Reservar. Mezclar el puerro y los boletus, y volver a sofreír
a fuego medio, removiendo continuamente hasta que los hongos suelten el agua.
Cubrir con el caldo elegido, verduras o pollo, y dejar cocer unos veinte
minutos. Añadir un poco de pimienta negra molida y un poco de sal. Pasar por la
batidora para obtener una crema. Incorporar la nata líquida y mezclar bien.
Servir caliente.
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