domingo, 30 de junio de 2024

01383 Las Flores Que Se Comen

 VIRGUERÍAS


Costó que alguien rompiera el encanto y vistosidad de la obra alimenticia. Sobre la larga mesa había otros platos con los que entretenerse. Eran muchas las miradas que recogía la vistosa bandeja capitaneada por una flor de salchichón, pero nadie se atrevía a inaugurarla. Tentativas hubo, pero todas se tornaron en arrepentimiento. Finalmente, alguien, sin ser muy consciente de la escena, le arrancó un pétalo a la flor de salchichón. A la vista, apenas fue perceptible la ausencia de un pétalo. No así a  los ojos del resto de comensales reunidos, que fueron deshojando la sugerente flor, a la par que iban haciendo desaparecer el resto del suculento y delicioso ornamento hasta que se agotaron las existencias.

Me pregunté, si el tiempo de ingerir la fuente de ricas propuestas, hubiese sido el mismo que si se hubiera servido de distinta forma. Me contesté que no. No hubiese habido tanto miramiento. Habría sido más de sírvase usted mismo. 

A mí, particularmente, me encanta cuando las cosas salen a la mesa bien presentadas y con dedicación. Soy muy amigo de ver vídeos de cocina y he podido observar a gente haciendo auténticas virguerías con el chocolate, las frutas, el hojaldre o con los embutidos, como en este caso. Siempre se aprende algo, aunque luego cueste llevar a la práctica. Con todo, me resulta entretenido, aun recordándome lo torpe que soy, que ni siquiera sé hacer mínimamente bien esta flor que se come de rico salchichón. 



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