viernes, 21 de junio de 2024

01374 El Monasterio de Santo Toribio de Liébana

RECUERDO DE DOS AÑOS JUBILARES


Este emblemático monasterio cántabro lo he visitado en familia en la celebración de dos años jubilares, en 2006 y 2023. El primer año coincidió con el día de la apertura del Año Jubilar Lebaniego. Esa jornada no cabía un alma más en el entorno del monasterio, que contó con la presencia, entre otros altos cargos políticos, de la vicepresidenta primera del Gobierno de España, la socialista María Teresa Fernández de la Vega, y de Mariano Rajoy, por aquel entonces, presidente del Partido Popular. Fue imposible moverse, y por supuesto, pasar por la Puerta del Perdón, una misión imposible. Nuestra presencia se convirtió en una mera anécdota. Además de la muchedumbre, hacía mucho calor, las niñas eran pequeñas y resultaba todo bastante incómodo. Así, que abandonamos el lugar, sin hacernos una mínima idea de cómo era y nos dirigimos a la cercana y coqueta localidad de Potes, para congraciarnos con el día a través de la ingesta de un espectacular y delicioso cocido lebaniego.

Puerta del Perdón
Nuestra visita en 2023 fue la antítesis de la del 2006. Una apacible tarde de septiembre y con todo el monasterio para nosotros. En las tres horas que estuvimos, no creo que llegáramos a cruzarnos con más de dos decenas de personas. Comenzamos la visita conociendo algo del lugar elegido en el siglo VI, en el corazón de la comarca de Liébana, por “Toribio de Palencia y unos cuantos monjes para vivir entregados a la oración y la vida comunitaria bajo la guía de un Abad”.

El Rey Alfonso I, tras la invasión árabe, pobló y organizó el territorio de Liébana con cristianos de la Meseta, “para crear un vacío estratégico como frontera frente a los árabes”. Hasta aquí llegaron monjes que se instalaron en la comarca, fundando monasterios como el de San Martín de Turieno, que con el tiempo se convertiría en Santo Toribio de Liébana.

En el siglo VIII, el Abad Beato, escribiría el “Comentario al Apocalipsis, obra que alcanzaría gran difusión, dando origen a lo que se conoce como “Beatos de Liébana”, que son “las copias diferentes dentro del mundo monástico (s IX a XIII, puede haberlos también de S. XVI) de este códice. Al igual que San Juan en el Apocalipsis, la tesis que quiere difundir San Beato es que el Cordero vencerá a la Bestia: Cristo resucitado prevalecerá sobre el mal”.

En el siglo IX, cuando los cristianos de Astorga, con el fin de proteger la reliquia del Lignum Crucis o Leño de la Cruz, del avance árabe en la península, “la traen a este pequeño monasterio, reliquia que, según la tradición, fue traída de Jerusalén por el primer obispo de Astorga a este monasterio conocido en aquel entonces como Monasterio de San Martín de Turieno”. El Papa Julio II, al observar que el monasterio se había convertido en un importante centro de peregrinación, concedió a este lugar el privilegio de Año Santo, cada vez que el 16 de abril, festividad de Santo Toribio, coincidiera con domingo. 

Conocidos los cuatro datos a tener en cuenta, iniciamos nuestro recorrido y nos adentramos en los pormenores del monasterio, que estuvo habitado por monjes benedictinos. Tras la Exclaustración de Mendizábal en 1834, la comunidad desaparecería, hasta que, en 1961, volvería a ser habitado por una pequeña fraternidad de frailes franciscanos, herederos de San Francisco de Asís.

“Las primitivas construcciones que conformarían el monasterio serían sencillas, dentro del estilo prerrománico, quizás de estilo asturiano o mozárabe. Durante los siglos X y XI se había producido una gran expansión del monasterio y en el año 1256 se construye la actual iglesia”.

Accedimos al templo por la Puerta del Perdón, no sin antes leer las condiciones para obtener la “Gracia Jubilar” o indulgencia plenaria, además de leer la Oración que se encuentra ante la Puerta del Perdón.  A saber: Rezar el Padrenuestro, como signo de que volvemos al Padre Dios. Rezar el Credo, como renovación de nuestra fe. Rezar una oración por el Papa, Padrenuestro, Salve o Avemaría. Confesión y comunión en el mismo día o en una fecha próxima, 15 días antes o después de la peregrinación. Y, por último, asistir a la “Misa del peregrino”; Misa que tiene lugar todos los días a las 12,00 horas en el Monasterio de Santo Toribio durante todo el Año Jubilar Lebaniego.

Ya dentro del templo, pudimos observar que este sigue las directrices del gótico monástico de influencia cisterciense, con la claridad de líneas y de espacios y la sobriedad decorativa que caracteriza a la arquitectura de la Orden de San Bernardo. “Posee una cabecera de tres ábsides poligonales y un cuerpo de tres naves de similar altura. Todas las bóvedas son de crucería y algunas llevan nervios de refuerzo. La escasa decoración se concentra en los capiteles. Los del ábside mayor llevan decoración figurada de cabezas humanas y de animales, el toro y el oso que, según la leyenda, ayudaron a Santo Toribio a construir la iglesia”.

Obligada atención merece la capilla del Lignum Crucis, de estilo Barroco Colonial. No se permite hacer fotografías, así que, como acostumbro a ser respetuoso con este tipo de prohibiciones, me puse la cámara fotográfica en bandolera y hacia atrás para evitar tentaciones.  

La capilla fue construida a principios del siglo XVIII por el que fuera Inquisidor en Madrid y arzobispo de Santa Fe de Bogotá (Colombia), Francisco Gómez de Otero y Cossío (1640-1714), natural del vecino pueblo de Turieno, cuya estatua orante se erige en un lucillo junto al altar. “Destaca la extraordinaria cúpula, en cuyas pechinas están representados los evangelistas, entre una exuberante decoración de guirnaldas, amorcillos, y otros elementos simbólicos de los de la Pasión y motivos heráldicos”.

“El camarín de estilo Barroco, hecho para cobijar el Lignum Crucis, fue diseñado hacia 1705 por Fr. Pedro Martínez de Cardeña. En sus hornacinas presenta la diversidad de Santos Padres, Apóstoles y Santos. Al pie de este solemne templete encontramos la Presencia Eucarística del Señor en el Sagrario. Es Cristo vivo, el mismo que dio su vida en la Cruz”.

“Al exterior destaca la fachada meridional en donde se encuentran las dos portadas. La más amplia es la principal, en arco apuntado rodeado de arquivoltas, que se apoyan en capiteles cuyas representaciones simbólicas hacen referencia a los sacramentos. A su derecha y embutida junto a un contrafuerte se construyó la Puerta del Perdón, que se abre solemnemente para el Jubileo. A los pies de la edificación se eleva una maciza torre de campanas, en cuyo interior se encuentra el coro”.

Desde la plaza se accede al claustro monástico, edificado en el s. XVII, de estilo Herreriano, a cuya entrada se encuentra un admirable relieve de Jesús Otero, que representa a Beato en su Scriptorium. El centro del Claustro lo ocupa el agua recordándonos que Cristo es el agua viva.

Durante la Edad Moderna se inicia la decadencia del monasterio, al transformarse en parroquias un gran número de las iglesias lebaniegas que de él dependían, acabando su vida monástica con la desamortización de Mendizábal, en 1837.

En 1960, tras la restauración del ruinoso edificio, se hacen cargo los Frailes Franciscanos; la misma Orden que custodia los Santos Lugares de Jerusalén.

LIGNUM CRUCIS (Leño de la Cruz)

En el baldaquino situado en el centro de la capilla, se venera el Lignum CrucisDios hecho hombre fue crucificado dando su vida por cada uno de nosotros.

“La reliquia llegó al Monasterio al mismo tiempo que los restos de Santo Toribio, alrededor del siglo VIII, a fin de protegerla del avance árabe en la península. Fue traída de Astorga a donde llegó a su vez en el siglo VI desde Roma de manos de Santo Toribio, primer obispo de Astorga.

Según el P. Sandoval, cronista de la orden benedictina, esta reliquia corresponde al “brazo izquierdo de la Santa Cruz, que la Reyna Elena (madre del emperador Constantino, en el siglo IV) dejó en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está aserrado y puesto en modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de Cristo”.

La reliquia del Leño de la Cruz se encuentra incrustada en un relicario en forma de cruz en plata dorada, de estilo gótico, realizado en un taller vallisoletano en 1679. Las medidas del Leño Santo son de 63 cm el palo vertical y 39 cm el travesaño, con un grosor de 3’8 cm siendo la reliquia más grande conservada de la Cruz de Cristo.

“Pruebas científicas realizadas en 1958, verificaron que la madera del Santo Leño es un Cupressus Sempervirens Luna variedad de ciprés autóctona de Palestina y con una antigüedad superior a los 2.000 años”.

CAMINO LEBANIEGO

Santo Toribio de Liébana es uno de los cuatro lugares Santos de peregrinación perpetua de la Iglesia, aumentados a tres más en la actualidad. Los peregrinos que hacen este Camino, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, se llaman CRUCENOS por ser peregrinos de la Cruz.

En el monasterio se sellan las credenciales a los peregrinos y se les entrega el diploma del peregrino: La Lebaniega, firmada y sellada por la Fraternidad Franciscana.

Recomendable la lectura del libro “El Cantar de Liébana”, de José María Pérez González, más conocido como “Peridis”, arquitecto, dibujante, divulgador del patrimonio cultural y escritor. Nacido en la localidad cántabra de Cabezón de Liébana, “Peridis” realiza en esta novela recomendada “una original síntesis de todos sus muchos saberes y virtudes, además de un homenaje a su tierra natal y al más ilustre de sus paisanos, el monje Beato, autor en el siglo VIII de unos comentarios al Apocalipsis de fama imperecedera.







Interior del templo


Claustro del monasterio de Santo Toribio de Liébana





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