RECUERDO DE DOS AÑOS JUBILARES
Este emblemático monasterio cántabro lo he visitado en
familia en la celebración de dos años jubilares, en 2006 y 2023. El primer año
coincidió con el día de la apertura del Año Jubilar Lebaniego. Esa jornada no
cabía un alma más en el entorno del monasterio, que contó con la presencia,
entre otros altos cargos políticos, de la vicepresidenta primera del Gobierno
de España, la socialista María Teresa Fernández de la Vega, y de Mariano Rajoy,
por aquel entonces, presidente del Partido Popular. Fue imposible moverse, y
por supuesto, pasar por la Puerta del Perdón, una misión imposible. Nuestra
presencia se convirtió en una mera anécdota. Además de la muchedumbre, hacía
mucho calor, las niñas eran pequeñas y resultaba todo bastante incómodo. Así,
que abandonamos el lugar, sin hacernos una mínima idea de cómo era y nos
dirigimos a la cercana y coqueta localidad de Potes, para congraciarnos con el
día a través de la ingesta de un espectacular y delicioso cocido lebaniego.
Puerta del Perdón |
El Rey Alfonso I, tras la invasión árabe, pobló y organizó
el territorio de Liébana con cristianos de la Meseta, “para crear un vacío
estratégico como frontera frente a los árabes”. Hasta aquí llegaron monjes que
se instalaron en la comarca, fundando monasterios como el de San Martín de
Turieno, que con el tiempo se convertiría en Santo Toribio de Liébana.
En el siglo IX, cuando los cristianos de Astorga, con el fin
de proteger la reliquia del Lignum Crucis o Leño de la Cruz, del avance árabe
en la península, “la traen a este pequeño monasterio, reliquia que, según la
tradición, fue traída de Jerusalén por el primer obispo de Astorga a este
monasterio conocido en aquel entonces como Monasterio de San Martín de Turieno”.
El Papa Julio II, al observar que el monasterio se había convertido en un
importante centro de peregrinación, concedió a este lugar el privilegio de Año
Santo, cada vez que el 16 de abril, festividad de Santo Toribio, coincidiera
con domingo.
Conocidos los cuatro datos a tener en cuenta, iniciamos
nuestro recorrido y nos adentramos en los pormenores del monasterio, que estuvo
habitado por monjes benedictinos. Tras la Exclaustración de Mendizábal en 1834,
la comunidad desaparecería, hasta que, en 1961, volvería a ser habitado por una
pequeña fraternidad de frailes franciscanos, herederos de San Francisco de
Asís.
“Las primitivas construcciones que conformarían el
monasterio serían sencillas, dentro del estilo prerrománico, quizás de estilo
asturiano o mozárabe. Durante los siglos X y XI se había producido una gran
expansión del monasterio y en el año 1256 se construye la actual iglesia”.
Ya dentro del templo, pudimos observar que este sigue las
directrices del gótico monástico de influencia cisterciense, con la
claridad de líneas y de espacios y la sobriedad decorativa que caracteriza a la
arquitectura de la Orden de San Bernardo. “Posee una cabecera de tres ábsides
poligonales y un cuerpo de tres naves de similar altura. Todas las bóvedas son
de crucería y algunas llevan nervios de refuerzo. La escasa decoración se
concentra en los capiteles. Los del ábside mayor llevan decoración figurada de
cabezas humanas y de animales, el toro y el oso que, según la leyenda, ayudaron
a Santo Toribio a construir la iglesia”.
Obligada atención merece la capilla del Lignum
Crucis, de estilo Barroco Colonial. No se permite hacer fotografías,
así que, como acostumbro a ser respetuoso con este tipo de prohibiciones, me
puse la cámara fotográfica en bandolera y hacia atrás para evitar tentaciones.
“El camarín de estilo Barroco, hecho para cobijar
el Lignum Crucis, fue diseñado hacia 1705 por Fr. Pedro Martínez de Cardeña. En
sus hornacinas presenta la diversidad de Santos Padres, Apóstoles y Santos. Al
pie de este solemne templete encontramos la Presencia Eucarística del Señor en
el Sagrario. Es Cristo vivo, el mismo que dio su vida en la Cruz”.
“Al exterior destaca la fachada meridional en donde se
encuentran las dos portadas. La más amplia es la principal, en arco apuntado
rodeado de arquivoltas, que se apoyan en capiteles cuyas representaciones
simbólicas hacen referencia a los sacramentos. A su derecha y embutida junto a
un contrafuerte se construyó la Puerta del Perdón, que se abre solemnemente
para el Jubileo. A los pies de la edificación se eleva una maciza torre de
campanas, en cuyo interior se encuentra el coro”.
Durante la Edad Moderna se inicia la decadencia del
monasterio, al transformarse en parroquias un gran número de las iglesias
lebaniegas que de él dependían, acabando su vida monástica con la
desamortización de Mendizábal, en 1837.
En 1960, tras la restauración del ruinoso edificio, se hacen
cargo los Frailes Franciscanos; la misma Orden que custodia los Santos Lugares
de Jerusalén.
LIGNUM CRUCIS (Leño de la Cruz)
En el baldaquino situado en el centro de la capilla, se
venera el Lignum Crucis; Dios hecho hombre fue
crucificado dando su vida por cada uno de nosotros.
“La reliquia llegó al Monasterio al mismo tiempo que los
restos de Santo Toribio, alrededor del siglo VIII, a fin de protegerla del
avance árabe en la península. Fue traída de Astorga a donde llegó a su vez en
el siglo VI desde Roma de manos de Santo Toribio, primer obispo de Astorga.
Según el P. Sandoval, cronista de la orden benedictina, esta
reliquia corresponde al “brazo izquierdo de la Santa Cruz, que la Reyna
Elena (madre del emperador Constantino, en el siglo IV) dejó en Jerusalén
cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones. Está aserrado y puesto en
modo de Cruz, quedando entero el agujero sagrado donde clavaron la mano de
Cristo”.
La reliquia del Leño de la Cruz se encuentra incrustada en
un relicario en forma de cruz en plata dorada, de estilo gótico, realizado en
un taller vallisoletano en 1679. Las medidas del Leño Santo son de 63 cm el
palo vertical y 39 cm el travesaño, con un grosor de 3’8 cm siendo la reliquia
más grande conservada de la Cruz de Cristo.
“Pruebas científicas realizadas en 1958, verificaron que la
madera del Santo Leño es un Cupressus Sempervirens L, una
variedad de ciprés autóctona de Palestina y con una antigüedad superior a los
2.000 años”.
CAMINO LEBANIEGO
En el monasterio se sellan las credenciales a los peregrinos
y se les entrega el diploma del peregrino: La Lebaniega, firmada y sellada por
la Fraternidad Franciscana.
Interior del templo |
Claustro del monasterio de Santo Toribio de Liébana |
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