INOLVIDABLE CONTRASTE DE SABORES
Las berenjenas fritas con miel es uno de los sabores
gastronómicos que me traje de mi viaje a la deliciosa, monumental, atractiva y
no sé cuántos adjetivos más, ciudad de Granada. ¡Qué pasada de localidad!
El caso es que en uno de los muchos aperitivos que nos
ofrecieron durante nuestra estancia, nos dieron a degustar unas berenjenas
fritas con miel de caña. Ya iba sobre aviso y era conocedor de lo típico que
era en esta ciudad este plato. Dada mi afición a la berenjena, tenía que
gustarme sí o también. La incógnita era averiguar hasta qué punto. Y puedo
decir que fue de sobresaliente. Había probado la berenjena de un buen número de
facturas, pero nunca así, y me pareció todo un acierto. El contraste de sabores
es digno de mención y comerlas un auténtico placer. Tanto me gustaron, que no
tardé en hacerme con una receta para prepararlas en casa a nuestro regreso.
Según pude leer, esta receta es de origen árabe y muy típica
en Granada, Córdoba, Málaga, Jaén y prácticamente en toda Andalucía. El secreto
de este cocinado, a tenor de los entendidos, es conseguir una textura crujiente
por fuera, como sabrosa por dentro. La forma de presentación habitual es en bastones
o en ruedas. Las probé de sendas maneras, las dos excepcionales, si bien, me
hicieron más tilín en bastones. Más fácil y entretenido de comer.
En síntesis, un plato para compartir, disfrutar y de grato
recuerdo.
Cuando me interesé por la receta, me hice con varias. Cada
una tenía su peculiaridad. Finalmente, me decanté por la que a continuación
comparto y cuya autoría es de Damián Serrano y su blog Bon Viveur, al que sigo
con asiduidad.
Ingredientes para 2 personas: 1 berenjena grande, miel de
flores o miel de caña, cerveza, leche o agua con gas, harina de trigo fina para
enharinar, aceite para freír y sal.
Elaboración: Lo primero de todo es lavar muy bien o pelar la
berenjena, dependiendo si la prefieres preparar con o sin piel. Luego, hay que
cortarla en rodajas gruesas y, después, cada rodaja en bastones. Una vez
cortada, poner las rodajas en un recipiente y cubrirlas con la cerveza, la
leche o el agua con gas. Este remojo es el primero de los consejos para que la
berenjena coja menos aceite. Dejarla en remojo una media hora. Si fuera
necesario, colocar un poco de peso encima para que quede completamente
sumergida en el líquido. Escurrir la berenjena. Sazonar con sal. Enharinar los
bastones y eliminar el exceso de harina. Una manera fácil de realizar este
enharinado es colocando un puñado de bastones en un recipiente con tapa junto
con una cucharada de harina. Cerrar muy bien y agitar para que queden
enharinados. Calentar el aceite para freír. La temperatura ideal para esta
fritura está entre los 170 ºC-180 ºC, sin que el aceite llegue a humear. Si
tienes una freidora eléctrica o un termómetro de cocina este paso es bastante
fácil ya que podemos medir esa temperatura. Para comprobarlo en la sartén,
puedes ayudarte friendo un trocito de pan. Si se queda abajo, el aceite está
frío. Si se queda arriba y se dora muy rápido, el aceite estaba demasiado
caliente. Lo ideal es que baje e inmediatamente suba. Cuando el aceite esté a
temperatura, freír la berenjena por tandas unos 3 o 4 minutos, hasta que se
doren los bastones. No hay que sobrecargar la fritura para que mantenga la
temperatura. Si echamos mucho a la vez, el aceite se va a enfriar, la berenjena
va a tardar más en freírse y, durante ese tiempo, va a ir absorbiendo cada vez
más y más aceite. Conforme se van sacando los bastones de berenjena de la
sartén, se van dejando reposar sobre papel de cocina para retirarles el exceso
de aceite. Por último, salar ligeramente, colocar en el plato de servir y
repartir una o dos cucharadas de miel por encima. Se puede acompañar con un
poco más de miel por si cada comensal desea completar con un poco más.
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