ENGANCHE TOTAL
Despejad la cocina que vamos a hacer unos taralli. Me
encantan los taralli italianos y sobre todo, me divierte elaborarlos en casa.
Los probé por primera vez no hace muchos años y desde entonces, siempre ha
habido en nuestra despensa. O los compramos o los preparamos en casa. Si se
trata de la segunda opción, hay que echarle ganas, tiempo, paciencia y que nada
entorpezca en la cocina. Y es que tienen su aquel.
Los taralli italianos son como nuestros picos de pan o
regañas andaluzas, pero más tiernos y, para mi gusto, más sabrosos, dadas las
posibilidades que admite a la hora de elaborarlos. Aunque la base para su
elaboración es similar (harina, aceite y vino), se personalizan de cientos de
formas, según su autor o de la región italiana de donde procedan. En Italia se
acostumbra a tomarlos para acompañar un vino, un queso o unos embutidos. A mí,
sin acompañamiento alguno, me parecen una delicia y, sobre todo, si tienen un
toque picante.
Me voy a atrever a dar un consejo, yo que no acostumbro a dar. Si llegas a leer estas líneas y finalmente te decides a elaborar unos
taralli, no escatimes en hacer una buena cantidad, para luego no tener que arrepentirte.
Lo digo por experiencia. Una vez que te pones…
Elaboración: Introducir en un bol todos los ingredientes por
este orden: harina, vino, aceite, sal, salsa de tomate, orégano y la guindillas
o cayenas desmenuzadas. Remover y amasar hasta obtener una masa homogénea y
elástica. Envolver la masa en papel film transparente y dejar reposar en el
frigorífico durante unos 30 minutos. Volver a amasar. Cortar pequeñas porciones
de masa y con las palmas de las manos, obtener churros alargados del grosor del
dedo meñique. Obtenido el churro, coger trocitos de entre diez y quince
centímetros y enrollar la masa sobre sí misma, dejando un agujero en el medio.
Acabada la masa, llenar una olla con abundante agua y echar un puñado de sal. Llevar
a ebullición y echar los taralli en tandas, no demasiados a la vez. Remover suavemente
con una espumadera de abajo hacia arriba y sacarlos del agua una vez que suban
a la superficie. Colocar los taralli sobre un paño de cocina, bien distanciados
entre ellos, y dejar secar un par de horas, dándoles la vuelta cuando lleven
sesenta minutos secándose. Colocar los taralli en una bandeja de horno, también
bien separados, e introducir en el horno precalentado a 170 grados centígrados
durante unos 40 minutos o hasta ver que queden dorados. Antes de sacarlos
definitivamente del horno, probar uno para comprobar que haya quedado
crujiente. Dejar enfriar y guardar en un bote o caja metálica.
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