PARAJES LIMPIOS Y SINCEROS
todo me pareció gris.
El cielo, la calle, el horizonte,
el pasado, el presente, el futuro,
todo se me dibujó del color de la ceniza.
La necesidad de agarrarme a algo
durante un momento,
trajo a mi memoria un paisaje,
uno de tantos,
en el que mi imaginación
pudiera encontrar destellos de brillantez.
Y así fue como recordé
de colores otoñales que esperan al invierno,
con un profundo silencio,
como si guardara algún secreto.
Respiré su aire,
hice de la hierba mi lecho
y de la pradera, mi espacio de recreo.
Estrellé preocupaciones y desánimos
contra una pétrea mole,
noble guardiana,
del cautivador paisaje.
Nada allí parece irrelevante.
sin artificios,
para regresar a la luz,
desnudo,
de puntillas,
sin ruido.
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