EL KEBAB DE LA REALEZA
Para qué nos vamos a engañar: me gustan los kebabs. Y eso, a
pesar de las contrarias, y en ocasiones, hasta desagradables opiniones que he
venido recogiendo sobre este preparado cárnico. ¡Ay, si nos paráramos a pensar!
De vez en cuando, muy de vez en cuando, me gusta deleitarme
con un kebab y su peculiar sabor. En los últimos años, acostumbra a coincidir cuando
alguna de mis hijas, llegado el sábado, propone una cena de estos mimbres.
Nunca digo un no por respuesta. Reconozco que lo disfruto y que hasta me sienta
bien.
En uno de nuestros últimos viajes en familia a Madrid, en el
guion de los preparativos, siempre vamos con listado, dejando muy poco margen a
la improvisación, Gloria incluyó la visita, “a vosotros que os gustan los kebabs”,
dijo, a un kebab, con una muy buena carta de presentación. “Se llama Yunie
Kebab, prosiguió, y he leído que es el Kebab de referencia del Rey Felipe VI”.
Y allí que fuimos, no sin antes informarme, más que nada por curiosidad, sobre
lo que se había escrito y opinado de este establecimiento.
Se encuentra muy cerca de Moncloa y al frente del negocio
está Georges, “un amable señor de Beirut, que se vino a España en 1976. George
era un reconocido chef de comida tradicional libanesa, pero al estallar la
guerra, él y su mujer Amal, tuvieron que abandonar Beirut y establecerse en
España”. Comenzó trabajando en el mundo del catering. “Su comida libanesa lo
petó tanto, que su teléfono ardía con llamadas de la Casa Real cada vez que
venían reyes árabes a Madrid”. Algo a lo que, al parecer, nunca le ha dado
importancia, “porque abrió su modesta cafetería sin ningún tipo de lujo para
poder seguir haciendo lo que más le gustaba: cocina sencilla, pero de gran
calidad y buenas elaboraciones a un precio más que razonable. “A pesar de que
haya servido en múltiples recepciones de gala, a expresa petición
de la Casa Real, George lo tiene claro: prefiere cocinar en un
local modesto y económico que en uno lujoso, ya que así su comida
llega a más gente”.
Con esta información y un buen número de opiniones
favorables, acudimos al Yunie Kebab. Era el medio día de un domingo. Muy poca
gente, en un modesto local, muy limpio, por cierto, atendido por un amable y
atento camarero, y tras el mostrador, George y su mujer Amal. Nos sentamos en la
mesa que nos indicó el camarero. En una mesa contigua a nosotros, se encontraba
un individuo dando buena cuenta de un buen plato de falafel. Por la cara que
ponía, estaba disfrutando. El camarero nos trajo la carta, pero ya sabíamos los
que queríamos de antemano: unos durum kebab de ternera y unas cañas para
acompañar. No tardaron mucho en servirnos. El durum ofrecía un aspecto
espectacular. Bien cerrado y bien marcada la oblea. Solo faltaba conocer su sabor.
Desde el primer bocado hasta el último, este con pena, degusté el kebab más
sabroso y jugoso jamás probado por mí. Me pareció, y aquí voy a hacer una
gracieta, “un bocado de reyes”.
Para mí, del todo recomendable, y por supuesto, para repetir
en la primera ocasión que se presente.
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