MANTENIENDO LA TRADICIÓN
Crujientes por fuera y jugosos por dentro, así son los
pastissets o pastelitos, que forman parte de la tradición gastronómica de la
atractiva localidad castellonense de Peñíscola. Y ya que hablamos de tradición,
tradición es en mi familia, que cuando regresamos de algún viaje, por corto que
sea, nos acordemos de quien no pudo venir y le traigamos un pequeño detalle en
forma de dulce.
Una tradición que mi pequeña Jara mantiene a rajatabla,
ahora que tiene posibles. No hay viaje que realice con sus amigos, que a su
regreso a casa, no se presente con alguna delicia que llevarnos a la boca. Uno
de sus últimos viajes, tuvo como destino la siempre atractiva localidad de
Peñíscola, y a su regreso nos obsequió con una caja de pastissets. Yo desconocía
la existencia de estos pastelitos. Jara nos informó de que ella tampoco los
había probado, pero que preguntó el último día de su estancia en Peñíscola
sobre algo tradicional que llevar a casa y le recomendaron que se hiciera con
unos pastissets, que gustan a todo el mundo.
Y nos gustaron, ya lo creo que nos gustaron. Prueba de ello
es, que acabamos con todos los que contenía la caja en una sentada. Pero lo que
más me entusiasmo y me sigue fascinando, es que Jara siga manteniendo nuestra
pequeña tradición y su recuerdo para quienes esperan su feliz regreso a casa.
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