CAMBIO DE RUMBO
Tras alguna duda, decidí que ese era el momento de utilizar el ajoperil, aunque no estuviera previsto, porque de otra manera, acabaría la salsa en el cubo de los desperdicios y esto en casa no se contempla, salvo en caso de descuido extremo.
Así que limpié los mejillones, los cocí al vapor y los saqué a la mesa junto al bol de ajoperejil, para que cada uno se pusiese la cantidad de salsa que se le antojase. Huelga decir que estaban deliciosos. El mejillón estaba al capricho y la salsa también. Fue un acertado cambio de rumbo.
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