jueves, 14 de marzo de 2024

01294 Las Anchoas Albardadas

 ANCHOAS REBOZADAS


Recuerdo que en mis días de infancia y juventud, las anchoas albardadas o rebozadas no me hacían mucha gracia. Comer, las comía, pues como ya he dejado de manifiesto, creo que en varias ocasiones, en mi casa materna no se podía decir aquello de "no me gusta".

Así que, un poco a regañadientes, las iba metiendo en el cuerpo. Cada vez que las veía sobre la mesa pensaba, que no decía, "otra vez comida de hospital". Y para qué contar la sensación de hambre que me dejaban después de comerlas. Si era para cenar, bueno, allá que te va. La hora de dormir estaba próxima y en la cama se pasan todos los males. Pero como fueran para comer a mediodía, no pasaban ni sesenta minutos, que ya tenía gazuza.

Eran otros tiempos. Ahora, me encantan. Bueno, me gustan desde que pasó la edad de la tontería. En la actualidad las recibo con deleite. Eso sí, una cosa no ha cambiado desde aquellos años, y es que me sigue dejando sensación de hambre, como todo el pescado en general. Así, que cuando toca comer anchoa albardada, tiene que ser en buena cantidad y a ser posible, acompañadas de una mayonesa y con el pan al lado. Y si buenas están recién hechas, para qué contar, las que sobran de un día para otro. De vicio.

Ingredientes: 1 kilo de anchoa limpia, 2 huevos, harina, sal y aceite de oliva.

Elaboración: Una vez limpias las anchoas, sin cabeza ni espinas, sazonar y pasar de una en una por harina y huevo, y freír en abundante aceite bien caliente. Sacar de la sartén y depositar en una fuente con papel de cocina absorbente. Servir.










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