PA DE VIDRE
Recuerdo como si fuera ayer, y es que prácticamente fue
ayer, el primer día que probé este pan. Fue en el año 2009, en mi
establecimiento hostelero de referencia por aquella época, según puedo ver en
la data de las imágenes que lo atestiguan. Con su director, al que me unía una
entrañable amistad, acostumbrábamos, cuando sus obligaciones profesionales se
lo permitían, a sentarnos delante de algo comestible para hablar de la vida y
sus derivados. En una de esas ocasiones me sorprendió con un pan, al que
denominó de cristal, acompañado de queso y jamón. Me resultó algo delicioso e
inolvidable. Un pan crujiente, prácticamente todo corteza, y sin nada de miga. De
hecho, desde aquella primera vez, siempre que tengo la oportunidad de probarlo,
no la dejo pasar, aunque por mi pésimo masticar, acabe con alguna llaga en la
boca. Pero bueno, es cuestión, en mi caso, de ir con sumo cuidado.
Este pan, un derivado de la super popular chapata, fue ideado,
en 2014, por el panadero catalán Jordi Nomen, al parecer, «cansado de escuchar
el mito de que la miga engorda”. Se trata de un pan aplanado y con grandes
alveolos en la miga por tener una gran hidratación de la masa. El aireado de la
miga es tan grande que hace que el pan sea prácticamente todo corteza.
Acabo de leer que en los últimos años se ha popularizado
este pan en toda España, de la mano de una cadena de supermercados líder de
nuestro país, en donde fue el pan más vendido de 2021. No conocía el dato, aunque
sí el pan que comercializan. No está mal, para mi gusto no es de los mejores
que ofrece, pero nada que ver con los panes de cristal más artesanales que he
llegado a probar. Pero bueno, para gustos están los colores.
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