OPTIMISMO, CONFIANZA Y SEGURIDAD
No creo que haya persona que, en las dos últimas décadas, a
su paso por la ciudad de Bilbao, no se haya fotografiado junto a Puppy, obra
del artista Jeff Koons y que se ubica al lado de la puerta principal del Museo Guggenheim.
Y si no fuera así, tengo fotografías del floreado perrito para regalarles y
todavía me sobrarían. Creo que no ha habido ocasión que, al pasar junto a él, no
me haya llevado la cámara al ojo o sacado el móvil para tener un reiterado recuerdo.
Y qué decir de las celebraciones familiares. Todas han acabado a los pies de
Puppy con nuestra mejor sonrisa.
Y es que Puppy, basado en un cachorro de West Highland White
Terrier, de 12,4 metros de altura y 15 toneladas de peso, se ha convertido en un
alegre y colorista icono de la villa de Bilbao. Según su autor, representa “optimismo,
confianza y seguridad”. Todo lo contrario de como yo me considero que soy. Nada
optimista, cero de confianza en mí mismo, y en cuanto a la seguridad, todavía
la estoy buscando a mis 66 años. Por eso, cuando paso a su lado, acaricio sus
flores para ver si consigo contagiarme de él y sus cualidades.
Puppy alberga una curiosa historia. Se trata de la primera
de las esculturas públicas de Jeff Koons quien, en un principio, en 1992 realizó
una más pequeña que sería ubicada a las afueras de un castillo en Arolsen,
Alemania. Los cimientos, la madera y el diseño no duraron mucho tiempo. La
escultura tuvo que ser desmantelada y vuelta a rearmar en el Museo de Arte
Contemporáneo de Sydney, Australia, hasta ser adquirida en 1997 por la
Fundación Solomon Guggenheim e instalada en su actual ubicación. Existe una
copia de Puppy que se exhibió por primera vez en el Rockefeller Center de Nueva
York en 2001 y que, a partir de 2002, pasó a formar parte de la instalación
permanente del Museo que la Fundación Brant posee en Greenwich, Connecticut.
La estructura de Puppy es de acero inoxidable y pesa 16
toneladas. Se cimenta sobre una base de hormigón que soporta una serie de
anillos, atornillados entre sí, de un metro de altura y conformados con
planchas de acero inoxidable con costillas horizontales y verticales para aguantar
adecuadamente su propio peso, la turba y poder resistir la fuerza del viento.
Además, entre las planchas de acero de la estructura y la malla metálica que la
cubre, contiene 75 m3 de turba, con un peso de 6.500 kilos, sujeta
con un geotextil verde al que, una vez colocado, se le recortan pequeños
círculos para poder introducir las raíces de las plantas. Sobre este geotextil
se colocan unas 38.000 plantas.
Puppy cambia su aspecto dos veces al año, en mayo y en
octubre. De octubre a mayo, la “piel” del perrito más fotografiado de Bilbao,
se cubre de pensamientos y prímulas de invierno. Llegada la primavera y durante
todo el verano, la variedad de plantas es mucho mayor: begonias, ageratums,
tagetes, petunias, lobelias, iberis… con una combinación de colores cálidos.
Al cuidado de Puppy, para que mantenga todo su esplendor a
lo largo de todo el año, están 30 jardineros profesionales de manera
simultánea. Para el cambio de las plantas se emplea una semana desde que se
montan los andamiajes hasta que el perrito muestra su nuevo aspecto. Incluso el
cambio de sustrato, que se realiza cada varios años, implica dos semanas
completas de trabajo.
El precio de compra de Puppy rondó los 1,2 millones de
dólares hace casi tres décadas. Hoy está tasado en más de 54 millones de dólares.
Así es Puppy, con la cabeza alta, mirada al frente, sentado
sobre sus patas traseras e infundiendo "optimismo, confianza y
seguridad".
¡Cuánto me gusta!
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