DE REGRESO A LA TRADICIÓN
Rara es la vez que no acabo comprando alguna legumbre cuando me adentro en la tienda. Bien porque alguna me llama su atención, por su procedencia o vistoso aspecto, o simplemente porque alguna se me ha antojado. En este caso de las imágenes que acompañan este texto y que se corresponden con una bacaladería bilbaína, acabé comprando unas lentejas negras. Nunca las había visto y desconocía su existencia. Cuando las vi, me dio la impresión que me decían, llévanos a casa y pruébanos. Y así lo hice. Resultaron ser deliciosamente tiernas y muy sabrosas.
Últimamente, en casa hemos vuelto a la legumbre en seco. Atrás han quedado los tiempos de las prisas y el corre que te pillo, colegios y trabajos. Cualquier cosa servía para sacar a la mesa. Lo más cómodo posible. Y en lo concerniente a las legumbres, siempre envasadas, con todos sus conservantes y demás nombres para mí extraños. Ahora ya no hay prisas y podemos permitirnos "el lujo" de poner las legumbres a remojo la noche anterior para cocinarlas al chup chup. Despacito y con buena letra.
Son varias las entradas que les he dedicado a las legumbres, así que tampoco me extenderé más. Además, llevo un catarrazo del diez y lo que estoy deseando es ponerme en horizontal y que pase el día.
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