Rellenos con distintas variedades, a la plancha, en crema, salteados, en tortilla, en puré, en tempura... La generosidad del huerto obsequiándonos con decenas de calabacines ha sido este año excepcional. De aquí que haya tenido que echar mano de una amplia batería de recetas con el calabacín tanto como protagonista como de actor secundario e incluso en la cocina de aprovechamiento que tanto me fascina.
Me surgió entonces un pensamiento, ¿y por qué no enfadar a la salsa de tomate? Unas piparras,que levantaban boinas y que no sabía qué hacer con ellas, podrían enojarla de forma sobresaliente. Así que me puse manos a la obra. A la salsa de tomate le añadí una cebolla bien picada, dos dientes de ajo también muy picados, una piparra troceada, un poco de aceite de oliva y sal; lo que viene a ser una versión de la famosa salsa "arrabiata" italiana.
Una vez cocinada la salsa y catado su nivel comestible de enfado, calenté las ruedas de calabacín en el microondas y vertí sobre ellas el preciado líquido rojo.
De esto han pasado ya varias semanas y todavía me relamo.
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