viernes, 21 de julio de 2017

00521 Hasta el Año que Viene

CON LA ESPERANZA DE UN NUEVO ENCUENTRO


No me gustan las despedidas. Ni siquiera las de las películas. Prefiero los encuentros con abrazos de aire nuevo y renovado.

No sabía cómo comenzar esta entrada antes de archivar otra colección de imágenes de cerezas. No sé cuántas tengo ya y si serán estas las últimas que guarde. Nunca se sabe qué puede pasar de aquí a un año. De aquí a que vuelvan a florecer los cerezos, como  nieve florida, y traigan el diminuto fruto de sabor a campo y crujiente miniatura. Me pasa igual que con el "cambio de armario". Siempre me pregunto si será el último y me despido de las prendas que guardo como si nunca más las volviera a sentir en mi  piel.

Observo las imágenes, tan parecidas año tras año, pero tan distintas en sensaciones y emociones. Estas de las que ahora me despido,  guardan todavía el sabor de una mañana fraterna entre risas y calores al pie de la sierra. Cogidas entre asombros y deseos, y entre cargados cerezos que pedían alivio para tanto peso. Rojo intenso, morena piel de cereza, racimos de néctar que dejaron gratitud en el abrazado encuentro de un nuevo instante esperado.

Me despido de vosotras, pequeñas encarnadas, hasta el año que viene, con la esperanza de un nuevo encuentro, de un nuevo asombro, siempre querido y deseado.

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