martes, 4 de julio de 2017

00506 Castelsardo

LA VILLA DE LAS CASAS DE COLORES


En sus inicios fue llamada Castelgenovese. Con posterioridad, Castellaragonese, y una vez expulsada la Corona de Aragón recibió su nombre actual de Castelsardo. En la isla de Cerdeña, en la provincia de Sassari, y en el corazón del golfo de Asinara, se encuentra esta pintoresca localidad. Un pequeño pueblo pesquero y medieval,  de unos cinco mil habitantes, de esos que enamora a primera vista.

Leo que la familia genovesa de los Doria "fundó el núcleo de Castelsardo, sabedora de que con la fortificación sobre la defensa natural de la montaña, conseguiría dominar la región y establecer un puente comercial y militar entre el continente y la isla". 

Castelsardo no está. Aparece, como una postal, tras una sucesión de curvas encaramado en lo alto de un cerro. Sus fachadas de colores sobre el mar mediterráneo y su fascinante luz ejercen un potente atractivo de difícil declinación. A sus pies, barcos y yates anclados junto a una torre de defensa aragonesa completan el encanto de la villa turística y marinera.
La localidad tiene dos partes bien diferenciadas. De un lado, la parte baja y más moderna, y de otro, su centro histórico, anidado en las murallas, con un entramado de callejuelas, rampas y escaleras que ascienden hacia el castillo de los Doria y a la Catedral de San Antonio Abad. Una pintoresca seo edificada sobre las rocas y en cuyo interior se hallan varias obras del Maestro de Castelsardo, un pintor que vivió entre los siglos XV y XVI, y cuya identidad no se reconoce con certeza. Leo que "la preexistente iglesia de San Antonio Abad fue ampliada entre el 1597 y el 106, después que la sede episcopal fuera trasladada a Castelsardo y se le otorgara el título de Catedral". En su interior predomina el gótico, si bien se han realizado numerosas reformas que han cambiado su aspecto original. El edificio se finalizó en el año 1727 con la construcción del matroneo, con el altar finamente decorado y dedicado a San Antonio, patrón de la ciudad. Encima de la entrada se encuentra un órgano de tubos del siglo XVII, con el mueble decorado, considerado uno de los más bellos de Cerdeña.

Desde el castillo se contempla una magnífica panorámica del Golfo de Asinara y el perfil de la vecina Córcega. El descenso desde el castillo hasta el mar se convierte en algo muy sensitivo entre estrechos callejones, escalinatas y el saludo de los artesanos que trabajan su oficio apostados a las puertas de sus casas.














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