sábado, 8 de julio de 2017

00511 El Chocolate

PERO CON LECHE


He estado dudando si incluirlo en las cosas que me gustan. Alguna vez que ha salido la cuestión a relucir, de la boca de alguien a quien sí le gusta de verdad el chocolate, acaba decidiendo por mí, que no me gusta. Y en parte, quienes así me lo hacen indicar, tienen razón. A quienes les gusta de verdad el chocolate, buscan aquel que contenga mayor porcentaje de cacao. Todo lo contrario a lo que yo hago. Cuanto menos cacao, mejor. Vamos, que el chocolate negro ni ver. Sí, en cambio, me gusta su fuerte y penetrante olor.

Yo soy más de los chocolates con sabores, crunchs... y en mi top ten particular de las tabletas; el Nestlé de envoltorio rojo de toda la vida y el Milkibar de chocolate blanco. Ya, cuando mis interlocutores oyen lo que acabo de escribir, es cuando deciden que a mí no me gusta el chocolate y que no sé lo que me pierdo, ya que además, es muy beneficioso para la salud. Que si es un alimento rico en antioxidantes, rico en flanovoides. Que si los nutrientes presentes en el chocolate ayudan a la formación de bacterias buenas en el organismo. Que si el chocolate protege la piel del sol y la previene de quemaduras solares. Que si favorece la concentración y la memoria (ahora entiendo el por qué de mi falta de concentración y de mi deteriorada memoria). Que si ayuda a prevenir el estrés y mejora el estado de ánimo. Que si los antixoidantes que contiene el chocolate contribuye a mantenernos jóvenes..... Y es cierto, pero yo no puedo con el chocolate tan puro.

Donde disfruto es en la fábrica de chocolates Lindt, en Olorón. Allí me vuelvo loco, y eso que como ya he mencionado en numerosas ocasiones, no doy un paso por lo dulce. Pero ese día, me transformo con la cantidad de propuestas chocolateras que aquí encuentro. Una vez satisfechas mis apetencias, será raro hasta mi siguiente visita, que vuelva a catar el chocolate, salvo por algún capricho imprevisto.

Sí, de acuerdo, no puedo decir que me guste el chocolate. Tengo que decir que me gusta el chocolate con leche y en su justa medida. La verdad, es que me daba pena que estas fotografías no formaran parte de mi caleidoscopio vital.







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