Y BOTARGA
Seguimos en casa experimentando con la botarga. Abandonamos la pasta para buscar otros cimientos y comprobar cómo funcionan las huevas de mújol. Estos días hace calor y apetecen alimentos refrescantes en los que no haya que invertir excesivo tiempo en la cocina. Gloria propone hacer unas patatas con langostinos. La ensaladilla rusa la borda, al igual que este tipo de elaboraciones en las que las patatas tienen especial protagonismo. Veremos qué tal les va a las patatas la bendita botarga.
Tanto para este tipo de patatas como para la ensaladilla rusa, creo que ya lo comenté en su momento, nos gusta el tubérculo, una vez pelado y cortado a cuadraditos, cocerlo al vapor. La patata queda más sabrosa y consistente. Pelamos los langostinos, que compramos ya cocidos, y los añadimos a las patatas. Preparamos una mayonesa, mitad aceite de oliva y mitad de girasol, y mezclamos bien con las patatas y los langostinos. Hasta aquí, serían las patatas con langostinos tal y como las comemos en casa habitualmente. El "experimento" estriba en añadir a esta elaboración unos 100 gramos de botarga, mezclar de nuevo, tapar con film el recipiente e introducirlo en el frigorífico por espacio de tres horas.
Delicioso y espectacular. Doble sabor a mar y tan refrescante que no puedes sucumbir a la tentación de volver a repetir. Eso sí, plato único, que permanezca el sabor en boca. La botarga ha vuelto a funcionar. De reojo miro la fuente que todavía contiene el preparado y le dirijo un efusivo pensamiento nocturno.
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