domingo, 9 de julio de 2017

00512 Enmarcar el Sabor

TOMATE ROSA DE BARBASTRO


Tengo que reconocer que cuando veo algún producto de mi tierra oscense fuera de su demarcación territorial, me invade un especial orgullo, no exento de alegría.. Un día son los vinos del Somontano, otro, las cerezas de Bolea, la trenza de Almudévar, el pastel ruso de Ascaso, la longaniza de Graus... Cuando esto ocurre, instante que inmortalizo para mi particular colección,  mientras pienso en voz alta ¡Bravo! ¡Bien hecho!

El último de estos instantes lo recogí en Barcelona, en un mercado callejero en el barrio de Sarriá. Los establecimientos de la zona sacaban ese día sus mercaderías a la calle junto a otros puestos de venta de artesanía. Quesos, embutidos, mercerías, bisutería, mermeladas, mieles, velas aromáticas... y una tomatería. Esta última me llamó poderosamente la atención; nunca había visto una tomatería, además de desconocer de su existencia. Se trataba de una tienda que "sólo trabaja el tomate". Y como si de un "ras el hanout" se tratara, combinado de especias marroquíes cuyo significado viene a decir algo así como "lo mejor de la tienda", allí que estaba, como no podía ser de otra manera tratándose de una tomatería que se precie, el tomate rosa de Barbastro. Pero no se ofrecía como una variedad de tomate más, no. Tan apreciado es para sus vendedores, que lo mostraban al público enmarcado a modo de bodegón.

En ese momento, no solo sentí un especial orgullo, no exento de alegría, sino que además, mostré mi satisfacción por el buen gusto manifiesto por parte de los responsables de la tomatería. ¡Bravo! ¡Bien hecho!, aplaudí.



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