ESPEJO DEL ÁNIMO
Sin apenas nada, sin apenas nadie. El mar de fondo y detrás, muros, balcones y ventanas. Se abre placentera el alma y el ánimo se desborda.
Una vez aquí hubo gente. Ahora andarán por alguna parte ocupando otras dichas. Ahora sólo quedan restos de alguna que otra memoria. A lo mejor ni eso. Olvidar es fácil siempre y cuando no deje dolor ni rabia. Sólo la indiferencia todo lo borra.
Nada es benévolo ni tan siquiera al final de un chismorreo. Los esfuerzos por comprender son baldíos. Es empezar y languidecer, profundizar y caer. No es saludable, es ordinario pensar en el daño causado. Es más apropiado dejar pasar y que el tiempo lo cubra de arriesgado olvido.
El mar advierte, son tantos rostros las miradas que cualquier deseo puede quedar frustrado. Quizás esta noche, mañana o nunca. El abandono es barato y pueril. No admite más comentario ni réplica en estos días de escasa y teñida luz de azulados grises.
Es todo tan ingenuo que hasta las olas parecen reír en un acompasado descaro. Apenas audible, como si se hubieran muerto los oídos. Y el agua, como todo, va y viene sin dejar respuesta, sin preguntar nada. Es sólo un mar, un mar de fondo.
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