sábado, 1 de agosto de 2015

00081 Las Mil Mejores Poesías de la Lengua Castellana

DELEITE Y BELLEZA

Se trata de la antología más divulgada de la poesía en lengua castellana y  fue publicada por primera vez en su propia editorial por Juan Bautista Bergua. La selección corrió a cargo de intelectuales y poetas del 27, desde los orígenes de la métrica castellana; casi diez siglos de poesía.

En el libro se recogen las mejores poesías de los más famosos poetas que han escrito en castellano, precedidas de un estudio preliminar completo de Arte Poética Castellana, donde se analiza y describe el origen y evolución de la poesía castellana.

El primer ejemplar que cayó en mis manos y que todavía conservo, a duras penas, pero aún sigue conmigo, es de Ediciones Ibérica y data de julio de 1976. He intentado hacer memoria de dónde lo adquirí pero no me llega imagen o recuerdo alguno. Sólo me vienen escenas de su compañía.

Conmigo ha recorrido todas las emisoras de radio en las que he trabajado. En mis programas siempre me gustaba tener un apartado dedicado a la poesía, práctica que nunca era bien recibida por mis superiores y que en algún momento me llegó a costar algún que otro disgusto.

Me ha acompañado en viajes largos o de fin de semana. En recitales, en alguna que otra tarde de parque o de café y velador. Junto a él he compartido sueños e ilusiones y aprendido a querer más si cabe, el arte poético.

Aunque suelo cuidar los libros y todas las cosas, éste pobre ha llevado mala vida. Le faltan las tapas. No sé en qué momento quedó desnudo. Ahora, en la estantería le acompañan dos ejemplares más de ediciones más actuales. Regalos que me han hecho quienes saben mi aprecio por la poesía. Están nuevos. Creo que casi sin abrir sus páginas. El que me gusta es el que ilustra esta entrada de blog. Se lo debo por tantos y tantos momentos gratificantes que me ha regalado.

En el preámbulo de la antología, en las Nociones de Preceptiva Literaria, se dice, entre otras consideraciones, que la Poesía tiene por objeto "deleitar" y que su característica es "la belleza". Una máxima que siempre he tenido presente.

Mil poesías dan mucho para elegir. De todas ellas, hay una,  anónima,  que desde el primer día se apoderó de mí. Lleva por título, "El Ideal"; un ejemplo de deleite y belleza.

Una casa y no más; blanca y sencilla,
lejos del mundo y de los hombres vanos.
Un huerto en el que frutezca la semilla
por la virtud humilde de mis manos
y del sudor labriego de mi frente.
Una vida sin odios cortesanos
ni incertidumbres del placer presente,
ni angustias mensajeras del mañana,
ni envidias, donde el mal abre su fuente.
Una vivienda pobre y aldeana,
cerca del bosque, y que del mar, amigo
de mi risa infantil, no esté lejana.
En su quietud, a solas, sin testigo,
he de labrar el alma como el huerto,
del vendaval poniéndome al abrigo.
Mi brazo en la labranza se hará experto.
Aguzaré del alama las pupilas
cuando en negrura el orbe esté cubierto
y las obras de Dios yazgan tranquilas.
Gustaré, de la amada biblioteca
la fruta idónea, entre apretadas filas,
cuyo zumo ni se agria ni se seca.
El alma vestiré de recio lino
que la historia hubo hilado con su rueca.
Y acaso, cuando el gallo matutino
a medianoche el aquelarre ahuyente,
iré a besar con amoroso tino
el rostro sonrosado y sonriente
del infante gentil que hayamos hecho
en instantes de amor, puro y ardiente.
Después reclinaré sobre tu pecho
mi cabeza cansada y cavilosa;
y será un paraíso nuestro lecho.
Al otro día, entre la luz brumosa,
veremos en las flores el rocío,
y la tierra estará como una rosa
recién nacida. Yo diré: Dios mío,
que no nos huya nunca tanto bien.
Y al yo besarte, me dirás: Amén.









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