Y SALSA CHILI DULCE
Reconozco que he entrado en bucle. Llevo unos días que las rodillas
me duelen más de lo acostumbrado. La báscula me avisa; tengo que vigilar mi dieta
y, sobre todo, aligerar las cenas que últimamente son mi perdición. Desconozco
el motivo, pero a esas horas la ansiedad me domina. Así que, no con poco sacrificio,
estoy logrando “suavizar” la última ingesta del día. Para ello, he recurrido a
una hierba que me encanta y que recibe el nombre de canónigos porque, al
parecer, se encontraba frecuentemente en los cultivos de los monasterios.
Se trata de unos canónigos aliñados con una mayonesa de pepinillos,
con el añadido de unas gotas de salsa chili dulce, a base de guindillas
ligeramente picantes, azúcar, vinagre y ajo. El resultado me parece gratamente
sorprendente. No para consumir de esta guisa los canónigos con habitualidad,
pero sí para salirse de vez en cuando del guion.
Los canónigos, también conocidos como lechuga de campo o
hierba de gato, son una planta silvestre de la familia de las valerianáceas. Hubo
un tiempo en que se le restó valor, pero actualmente, es muy apreciada por su
delicadeza, su frescura y sus cualidades nutritivas.
Ingredientes: 1 bolsa de canónigos, aceite de girasol, 1 huevo,
3 pepinillos, sal y salsa chili dulce.
Elaboración: Lavar y escurrir los canónigos. Elaborar una
mayonesa, más bien espesa, añadir los pepinillos y triturar. Colocar los
canónigos en un plato, sazonar, verter sobre ellos un par o tres cucharadas de
mayonesa de pepinillos y terminar la ensalada con una cucharada de salsa chili
dulce.
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