REENCUENTRO CON LA VIDA
Recuerdo que las plantas de judías tiernas que ilustran esta entrada fue lo último que planté hace dos años. Habitualmente, las plantas las adquiría en mi vivero de referencia, pero en los últimos años me aficioné y atreví a realizar mi propio semillero. El último año me estrené con judías, calabazas, calabacines y pimientos. Y no se me dio del todo mal la cosa. A los múltiples entretenimientos y alegrías que me proporcionaba la huerta y todo lo que ella conlleva de trabajo y dedicación, se sumaba la expectación de observar el crecimiento y desarrollo de las semillas hasta que las plantas obtenidas eran plantadas en la tierra del huerto. ¡Qué satisfacción!
Como quiera que ando escaso de satisfacciones, la cuestión es clara. Esta primavera retomaré el huerto para reencontrarme de nuevo con la vida, le guste o no a mi amigo Humphrey. Es algo más que una necesidad.
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