SIEMPRE AGRADECIDAS
Serían mis hijas, Loreto y Jara, quienes me aficionarían a comer este pedazo de carne picada y aplastada. Aunque no éramos, ni somos, asiduos visitantes a los establecimientos de comida rápida, cuando eran pequeñas, en alguna ocasión tocaba acudir. A mí, tengo que reconocer, que no me hacía mucha gracia. Solo pedir el menú, ya me parecía una tortura. Que si con patatas y de qué tamaño. Que si el tipo de salsa. Que si el número de ingredientes a incluir... ¡Me parecía todo un horror! Al principio resultaba sencillo. Para las niñas un menú infantil y para mí, la hamburguesa más sencilla que podían ofrecer. La cosa se fue complicando cuando abandonaron la categoría infantil y comenzaron a imponer sus gustos. Afortunadamente, duró poco tiempo y fueron contadas las ocasiones que frecuentamos este tipo de establecimientos.
En casa, era y sigue siendo otra cosa. Reconozco que la hamburguesa es muy socorrida en los días de trajín o de olvido. En el congelador siempre acostumbra haber hamburguesas para sacarnos de algún apuro o simplemente, porque apetece. Son muy agradecidas de comer y entran de cualquier manera. No obstante, si puedo elegir, como más me chiflan, es como plato único y combinada la hamburguesa con huevo frito y pimientos asados. Me parece una combinación perfecta y deliciosa. A pesar de lo aparente que pueda parecer el plato, es muy ligero y la unión de sabores, increíble.
Las hamburguesas me gustan de cualquier manera, pero quizás sea así como más las disfruto, ahora que ya voy teniendo una edad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario