NO, SIEMPRE DISTINTO
No, siempre diferente.
Pasa todo,
todas las cosas pasan,
pero siempre diferentes.
El miedo, el abrazo, la brisa,
la sonrisa, el llanto, el beso, la caricia,
parecen iguales,
pero siempre son diferentes.
El relieve de las cosas
parece siempre idéntico,
pero el sentir,
su alma y cuanto cobijo se hospeda detrás,
es bien diverso.
De lo contrario sería tedio.
Un tedio que atenaza,
que angustia en el devenir de los días,
que entierra sueños y fantasías.
La vida está repleta de ventanas.
Estas sí,
todas iguales.
La mirada,
sin recelos,
es quien las hace diferentes.
¿Más de lo mismo?
No, siempre,
según la mirada,
todo es diferente,
hasta una noche oscura y sin luna.
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