...Y ALGO MÁS
Por eso me extraña ver una solitaria manzana de la variedad Reineta, crujiente y ácida. Supongo, imagino, que su destino sería algún postre. Pero pasan los días y allí que sigue. Así, que de hoy no pasa. Seré yo quien le de un provechoso destino.
Y qué mejor que ser partícipe de una buena, deliciosa y colorista ensalada. Como se trataba de un arrebato sobre la marcha, he tenido que improvisar con lo que en ese instante tenía más a mano, procurando que no se dieran de bofetadas. Cuatro ingredientes, con su correspondiente aderezo de aceite, vinagre y sal, han sido suficientes. Ha entrado bien y me ha parecido resultona. Y no solo a mí, sino también al resto de comensales, a tenor de lo limpia que ha quedado la fuente.
La manzana ha cumplido a la perfección con el papel destinado, dando al conjunto de la ensalada un ligero toque de acidez muy grato al paladar. Y yo me he quedado más tranquilo, cuando al abrir el frigorífico ya no he visto una solitaria manzana rondando por él.
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