CON VINO BLANCO
Fue mi hermano Pepe quien lo pidió, a modo de degustación, en una comida familiar. Y si lo pidió él, era porque ya lo conocía y contaba con su aprobación. En casa, mi hermano siempre ha tenido fama de tener buena boca y en este caso, una vez más, volvía a acertar.
Se trata de una propuesta muy interesante, de sencilla elaboración y muy gustosa. Ideal para un aperitivo, una merienda en compañía o para cuando a uno le plazca. Fundamental, y aquí es donde este plato me pierde, tener un buen pan a mano, pues es de las elaboraciones de untar. Frente a lo que pudiera parecer, no resulta excesivamente graso, tal y como indicaré más adelante. Se puede cocinar en versión dulce o picante, según el chorizo elegido. Traslado a continuación la primera. A pesar de que me chifla el picante, para esta ocasión me seduce más la primera opción.Ingredientes para 4 personas: 6 chorizos tiernos dulces en ristra, un par de cebollas amarillas, un vaso de vino blanco, aceite de oliva virgen y sal.
Elaboración: En una sartén con un poco de aceite y a fuego medio, marcamos los chorizos a los que previamente les habremos hecho unos cortes transversales con un cuchillo. Reservar. Eliminar de la sartén el aceite y la grasa que hayan podido soltar los embutidos. Cortar las cebollas en láminas finas, sazonar y pochar en una sartén a fuego medio. Una vez pochadas las cebollas, añadir el vaso de vino blanco y los chorizos. Tapar la sartén y cocinar durante unos veinte minutos a fuego medio. Servir a continuación.
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