DE ELABORACIÓN CASERA
El método de salazón que quiero compartir es rápido, con lo que no hay que esperar muchas semanas para degustar su rico resultado. Básicamente consiste en curar y concentrar todo el sabor de la anchoa durante un par o tres de días a la acción de la sal.
En cuanto a su elaboración, comenzaremos por comprar anchoas que estén bien frescas y de tamaño más bien grande. Si no se quieren correr riesgos innecesarios es aconsejable congelarlas por lo menos durante cuarenta y ocho horas para evitar el anisakis. Se limpian bien cada uno de los peces, quitándoles la cabeza, las tripas y la espina central, y se pasan por agua para eliminar los restos de sangre.
Disponemos en un recipiente una cama de sal gorda y colocamos los pescados bien secos y sin que se toquen unos a otros. Cubrimos con sal de nuevo y repetimos la operación hasta que se agoten las anchoas que hemos limpiado. Tapamos y dejamos en el frigorífico entre 48 y 72 horas. Transcurrido este tiempo, lavamos en agua una a una las anchoas debajo del grifo para dejarlas totalmente limpias de sal y las secamos con papel de cocina. Una vez secas las introducimos en un tarro y cubrimos con un buen aceite de oliva virgen extra. Para su conservación, podemos dejarlas en el frigorífico.
Aunque su consumo alberga multitud de posibilidades, en mi caso voy un poco a carril. No paso de las tostadas con pan con tomate, pimientos asados y estas deliciosas anchoas, -me fascinan-, troceadas en ensalada, o sobre un buen tomate simplemente abierto.
Algún día exploraré nuevas alternativas, pero de momento sigo a piñón con las tres mencionadas. Todo se andará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario