MERA IMPRESIÓN
El silencio también habla.
La quietud y la ausencia también hablan.
No siempre hay palabras para expresar
los inagotables sentimientos.
Aquellos que recorren geografías aprendidas
con presencia, ánimo y aliento.
No siempre hay palabras.
El color también habla.
La mies y la tormenta también hablan.
el escalofrío de una emoción, el roce de la brisa en la piel o el pensamiento atrapado en la espuma de una nube de paso.
No siempre hay palabras.
La desnudez de las manos también habla.
Lo próximo y lo lejano también hablan.
No siempre hay palabras accesibles para cuando el bienestar se hace impredecible y la metáfora, aliada del juego, viaja errante hacia el inalcanzable horizonte.
Nunca hay palabras para traducir la impresión sobrevenida del olor a tierra mojada en un campo de dorada espiga, hacendoso paisaje y advertido confín.
No hay comentarios:
Publicar un comentario