jueves, 24 de marzo de 2022

00953 Cada Mañana

 SE ASOMAN LOS ABRAZOS


Cada mañana se asoman los abrazos.

Desde el ventanal vidriado, 
allí donde la mirada se despereza
al compás de un concierto de sensaciones.

Desde el firme adoquín, 
donde se recogen los restos de todo
cuanto sobra y el caminar obliga a poner atención.
También aquí se asoman los abrazos.

Salen al paso, 
sin trampa ni disimulo,
imprevistos e ilusionados.

Abrazos coloristas, 
encontrados sin excusas, 
embriagados de belleza y luz.
Suaves y sensuales afectos
vestidos de gala para la ocasión triunfal.

Cada mañana se asoman los abrazos.

Abrazos deslumbrantes, 
firmes, verdaderos.
Se acabó la absurda búsqueda
donde acomodar el afecto.

No hay residencia definitiva
para la incómoda inseguridad.
Solo hay lugar para los abrazos. 
No se puede prescindir de ellos.
No importa quien los acompañe.

Cada mañana, necesitados, se asoman los abrazos.











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