LA SEMILLA DE UNA ILUSIÓN
Recientemente fui invitado a una cata de melón blanco de Monegros, sabiendo quien me invitaba de mi gusto y afición por el melón. De la excesiva querencia por este fruto ya contaré otro día.
Fue Nico Abadías, un joven hortelano monegrino, miembro de la Cooperativa La Sazón y miembro también de la junta directiva de la Red de Semillas de Aragón, quien me cursó la invitación. Con anterioridad a la cata, Nico me contó que se está intentando recuperar en la Comarca de Los Monegros variedades locales de productos hortícolas, casi en el olvido, y que en su momento fueron referente de las huertas monegrinas. En el caso del melón blanco de Monegros, me hizo saber que en su cooperativa vienen trabajando con él desde hace tres años, tras una petición de semillas al Banco de Germoplasma de Especies Hortícolas del Centro de Investigación y Tecnología del Gobierno aragonés, de una referencia que tenían de esta variedad de melón y cuya semilla fue recogida en la localidad de Bujaraloz.
En este momento están tratando de conocer mejor la variedad y su forma de cultivo para llevarla definitivamente al mercado. Se trata de un melón redondo, de piel amarillenta y carne blanca, muy diferente al acostumbrado y denominado "piel de sapo". El día de la cata pude comprobar que se trata de un melón grato al paladar, de carne tersa, si bien, para mi gusto, le faltaba algo de dulzor. En la conversación posterior a la cata, para eso están las catas, para aprender, observar y comentar, se me advirtió de que efectivamente, en la pequeña producción de la que se dispone había habido frutos más dulces que el por mí probado y que se estaba en el proceso de ensayo de ver cómo evoluciona el grado de azúcar.
Con Nico tuve la oportunidad después de prolongar la conversación frente a un café. Hablamos poco del melón que nos había reunido. Me interesé más por su trabajo de hortelano y agricultor ecológico. Me hablaba desde la pasión y yo le escuchaba con auténtica admiración. Me dijo que le gusta la tierra de Los Monegros, vivir allí y sentirla, y que la horticultura, aunque muy sacrificada y con mucho trabajo, le permitía salir adelante. Me hizo saber que a lo largo de todo el año cultivan cerca de 60 especies vegetales diferentes que hacen llegar a sus clientes. Y me habló sobre todo de la plena ilusión por el futuro y de la satisfacción que le produce su trabajo.
Estoy convencido de que esta desconocida y recuperada variedad de melón monegrino pronto oiremos hablar de ella, porque tanto Nico como el resto de compañeros de la cooperativa así se lo han propuesto. El melón blanco de Los Monegros no es ni mejor ni peor que otros, es distinto y peculiar, y sobre todo, encierra en su interior la semilla de la ilusión.
¡Enhorabuena y mucha suerte!
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