CONFUSIÓN Y ORDEN
Como con tantas otras cosas que me gustan, no me canso de recrearme en ellos. Tan iguales y tan distintos, estos pequeños enclaves de montaña me invitan al recogimiento, a la mera contemplación de líneas que se confunden en un todo esbelto envuelto en misterio y silencio. Tupido dosel donde la luz pide permiso para penetrar en un territorio acotado por una apacible umbría.
Espectáculo de belleza admirable en las cuatro estaciones que lo comparten. Matiz y color entre las copas que el sol abrillanta en primavera y verano; color teñido de otoño para un placer estético. Imágenes para la memoria en cuatro momentos del ciclo de la vida. Dicen que los hayedos son para el otoño; digo yo que son para todo el año, porque nuestro ojos necesitan escenario de asombro y recreo en cada hoja del calendario.
Pies de gigante en verde que aúpan hacia el cielo siluetas de confusión y orden para un mañana de grato recuerdo con olor a húmedo caminar.
Algunos datos: En España, la superficie total de hayedos es de 387.776 hectáreas, lo que supone el 2,12% de la superficie de bosque nacional. El 99,53% de su superficie tiene origen natural. Más del 32% de los hayedos se encuentran en Navarra, mientras que en Madrid la presencia es residual en cuanto a superficie. Sin embargo, los hayedos madrileños son singulares al tratarse de algunos de los más meridionales de Europa.
Alcanza los 40 metros, con un tronco recto y no ramificado. Necesita suelos frescos y fértiles. Al tener una elevada tasa de transpiración, necesita abundante lluvia y humedad atmosférica. Los hayedos evitan la erosión del suelo, son productores de oxígeno, actúan como refugios de fauna y cumplen una función como reguladores del clima. Las hayas son llamados los árboles "atrapalluvias", porque, literalmente, atrapan las nubes que precipitan sobre estos bosques, o en el caso de las nieblas, recogen la humedad del aire y destilan esas gotas por sus hojas hasta el suelo.
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